Viviente y ordenada como el pecho y el manto
de un solo ser y sus respiraciones,
en la materia de la luz izadas,
llanuras levantadas por las olas,
forman la piel desnuda del planeta.
Llenas tu propio ser con tu substancia.
Pablo Neruda. El gran océano. Fragmento.
Canto General, Vol II, pág 148. 5ª edición.
Buenos Aire:Ediciones Losada. 1971
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