La ciudad del Sol
Traducción de Emilio G. Estébanez
Modadori
Madrid
1988
166 págs.
La utopía política de La ciudad del Sol fue expuesta por Campanella a través de un diálogo entre personajes ficticios. Para que hable de los ordenamientos perfectos vigentes en la fabulosa ciudad del Sol (situada en la isla Trapobana, la moderna Ceylán), el autor presenta a un almirante genovés que acaba de dar la vuelta a la tierra; su interlocutor es un gran Maestre de la Orden de los Hospitalarios. Obligado a tomar tierra en Trapobana, el almirante es conducido a la ciudad del Sol, erigida sobre una empinada colina y ceñida por siete círculos de murallas que van disminuyendo de altura, extremadamente fortificados y casi inexpugnables, cada uno consagrado a uno de los siete planetas. Un admirable templo consagrado al Sol se alza en la cúspide del monte.
En el ideal de La ciudad del Sol tienen gran importancia las técnicas mágicas y astrológicas; es un rasgo típico del siglo XVI que hace de Campanella el último autor renacentista. La fuente de su inspiración, en efecto, está en la literatura hermética, en especial en el Picatrix, uno de los textos fundamentales de la magia renacentista, en la que ya se atisbaba una ciudad mágica (la idea era la de un faro capaz de irradiar luces de diversos colores con las que los sacerdotes podían modificar la calidad de la luminosidad solar, manipulando así las influencias astrales en la vida de los ciudadanos).
Esta obra del filósofo italiano Tommaso Campanella fue escrita en italiano en dos redacciones (1602 y 1611) y tuvo también en latín por lo menos dos versiones (1613 y 1631). Se publicó por primera vez en latín en Francfort (1623) como parte del Apéndice político a la filosofía epilogística, con el titulo Civitas Solis idea reipublicae philosophica.
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