El árbol de la ciencia
El País
Clásicos españoles
Barelona
2005
285 págs.
Fue el último volumen de la trilogía La raza, completada por La dama errante y la ciudad de la niebla, muestra la trayectoria vital y las inquietudes de Andrés Hurtado, alter ego del autor tanto en ideas como en profesión. Discusiones políticas, filosóficas y científicas, con el afán de de llegar a la verdad, descubre a un hombre inadaptado y racionalista que rechaza el mundo en el que vive y al que ni siquiera el amor consuela. Aunque publicada en 1911, la acción se desarrolla entre 1887 y 1898.
Es una obra de carácter semiautobiográfico dividida en dos partes simétricas (I-III y V-VII) separadas por una larga conversación filosófica entre el protagonista y su tío, el doctor Iturrioz.
En la primera de ellas se narra la vida como estudiante de medicina de Andrés Hurtado. A través de su familia, profesores, condiscípulos y amistades diversas, Baroja traza una despiadada radiografía del Madrid burgués y proletario de finales del siglo XIX.
En la segunda se nos cuenta la estancia de Hurtado como médico en Alcolea, aprovechada para mostrar la penosa situación del campesinado (caciquismo, ignorancia, desidia, resignación), el retorno a Madrid (destaca aquí el informe redactado sobre la prostitución de la época que se realiza gracias al trabajo de Andrés Hurtado como médico de higiene) y, finalmente, el desgraciado matrimonio con Lulú, chica que conoció en sus tiempos de estudiante.
El intermedio filosófico (IV) descansa en el diálogo directo (es, por lo tanto, radicalmente diferente al resto de la novela, ya que en ella predomina la narración en tercera persona con narrador parcial) y contrapone el pragmatismo anglosajón (defendido por el doctor Iturrioz) al idealismo alemán, que tiene como valedor a Andrés Hurtado.
En el aspecto narrativo cabe destacar:
- El uso preferente, como se acaba de indicar, del narrador en tercera persona parcial (pues solo conoce los sentimientos de Andrés Hurtado y en todo momento nos situamos en los lugares en los que el protagonista está).
- La centralización de forma exclusiva a través de Andrés Hurtado.
- La utilización de la narración lineal.
- La riqueza de personajes secundarios -casi todos caracterizados de forma negativa- de entre los que destaca Lulú, personaje ideal (es el único o, al menos uno de los pocos, que no tiene base autobiográfica) que Baroja construye poco a poco: comienza siendo una muchacha aparentemente insignificante y acaba como una mujer de carácter, inteligente y sensible.
El árbol de la ciencia contiene las características generales que identifican el estilo de la Generación del 98, puesto que su escritor, Pío Baroja, fue uno de los máximos exponentes de ese movimiento literario. Las características están presentes en toda la obra, y se ven reflejadas en varias ocasiones de una manera muy clara, como todo el pesimismo en el que se centra en la obra. Hay algunos temas que llaman la atención acerca de estas características, como que prácticamente ninguna de las familias está unida y la mayoría de los hombres tratan a las mujeres como objetos y no como a personas.
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