jueves, enero 29, 2015

Biblioteca: Amor y pedagogía/Nada menos que todo un hombre

Amor y pedagogía/Nada menos que todo un hombre

Miguel de Unamuno
S. A. de Promoción y Ediciones
Círculo Internacional del Libro.
Madrid 
1983
181 págs.
Avito es un hombre que se pone como meta principal hacer un genio, puesto que, según su opinión, un genio es como la abeja reina: nace igual a los demás pero por la forma en la que se les educa y trata durante el periodo de su crecimiento se hacen diferentes física o intelectualmente, según el caso.
Una vez puesta esta meta, don Avito se dirige hacia la casa de la mujer que según su parecer era la idónea para concebir un hijo con atributos de genio, ya que se presenta fuerte, sana y dólico-rubia. Pero cuando iba a llevarle la carta petición de mano a Leoncia (que así se llamaba la dólico-rubia) se encuentra con Marina, una mujer que le enamora, y es entonces cuando cambia sus planes iniciales y se acaba casando con Marina. Con ella tiene un hijo al que por conflictos de fe-razón acaban llamando Luis Apolodoro. Apolodoro es criado básicamente por su padre, el que trata de encauzarlo hacia el campo de la ciencia, pero a la vez Marina difiere mucho de Avito, y cuando él no está delante llama a su hijo por su nombre cristiano (Luis) y le enseña oraciones, a la vez que le da todos los mimos que en presencia de Avito no puede darle.
El niño crece y a todo esto otra persona se cruza en su camino: don Fulgencio, un filósofo amigo de don Avito.
Cuando más confundido está Apolodoro conoce a Clara, la hija de su maestro de dibujo, con la que vive un amor muy turbulento porque otro chico más formal, más serio y responsable llamado Federico consigue conquistar a Clara.
Apolodoro habla con Fulgencio y con un poeta y de las conversaciones mantenidas con ellos saca como conclusión que la manera de derrotar a la pedagogía y a la muerte es suicidándose pero antes dejando un hijo para "seguir vivo" en algún sentido. Y así lo hace. Deja embarazada a una de las sirvientas de la casa y se ahorca, con lo cual consigue vencer a la pedagogía que simboliza a su padre, don Avito. El amor a la libertad y el odio a la muerte consiguen vencer a la pedagogía.
Amor y pedagogía es una novela publicada en 1902 en Barcelona por un amigo del autor, Santiago Valentín Cam. Escrita cinco años después de su primera novela, Paz en la guerra, no volvería a publicar un libro en prosa hasta 1912, con su obra filosófica Del sentimiento trágico de la vida. La obra, considerada una de las cuatro novelas del autor, constituye una dura crítica a la sociología positivista, intercalando lo cómico y lo trágico. En las nuevas ediciones de esta obra, al prológo y al epilogo (Apuntes parta un tratado de cocotología) de la primera edición, se suele incluir el prólogo de su autor a la segunda edición y una de sus novelas ejemplares, Nada menos que todo un hombre.
Nada menos que todo un hombre, forma para de la obra completa, publicada en 1920, titulada Tres novelas ejemplares y un prólogo, que realmente podía haber titulado “cuatro novelas”, ya que el prologo es otra de ellas. Esta trilogía de novelas esta compuesta por los títulos: Dos madres, El marqués de Lumbría, y Nada menos que todo un hombre, entre las que existen ciertos paralelismos tanto en contenido como en los personajes. En este relato, las circunstancias se disponen de un modo muy artificial, de modo que el "querer ser" del protagonista, Alejandro en se llega a convertir en realidad. Pero es de suponer que el único objetivo es ejemplarizar la tesis de Unamuno sobre la voluntad de ser. La narración se centran en la indagación sobre qué es lo que constituye la existencia auténtica y su adecuación a la identidad personal de los personajes. En la novela tenemos como protagonista a, Julia, obsesionada con su propia belleza. No es la obsesión de ser hermosa, sino el deseo de ser amada por sí misma, y no por su hermosura. Julia quiere que un hombre la quiera por su alma, su carácter, en vez de por su apariencia física. Por fin se casa con Alejandro, que de veras la quiere. Pero irónicamente, la obsesión de Alejandro es la de mantener su machismo. Por eso Alejandro no puede revelar sus emociones a Julia.

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