sábado, octubre 31, 2015

Libros: El emperador Constantino

El Emperador Constantino

Hans A. Pohlsander
Rialp
Madrid
136 págs.
Constantino es considerado el personaje más importante de la Antigüedad tardía. Puso los cimientos de la Basílica de San Pedro y de la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, y de toda la civilización europea posclásica. Su victoria en el Puente Milvio se cuenta entre los momentos decisivos de la historia del mundo. Pero también fue muy controvertido, y desde hace siglos los historiadores lo critican, y dudan e incluso niegan su conversión al cristianismo.
En este libro, el autor reúne ese legado con equilibrio y brevedad, y presenta al personaje a la luz de las últimas investigaciones, ahondando en su posición como primer emperador cristiano.
Hans A. Pohlsander nació en Alemania, se doctoró en la Universidad de Michigan y fue profesor en el College of Arts and Sciences (University at Albany, New York) desde 1962 hasta 1995. Ha investigado especialmente el nacionalismo alemán del siglo XIX y el desarrollo del Imperio Romano. Entre sus obras destacan: Helena: Empress and Saint, y National Monuments and Nationalism in 19th Century Germany.

Libros: Historia de España moderna y contemporánea

Historia de España moderna y contemporánea 

José Luis Comellas
Rialp
Madrid
432 págs.
Desde las Cortes de Cádiz los españoles han discutido, incluso dramáticamente, los mismos asuntos que discuten hoy.
Comprender nuestra historia exige contemplar la realidad de España con amplitud, y esforzarse en conocer cómo ha evolucionado esa realidad a lo largo del tiempo. Solo así puede llegar a entenderse el tiempo presente.
José Luis Comellas ha ido actualizando este libro desde su primera edición en 1988. Su texto va dirigido a todos aquellos que deseen recorrer con hondura y brevedad estos siglos de nuestra historia.
José Luis Comellas es Catedrático, Profesor Emérito de la Universidad de Sevilla y uno de nuestros más prestigiosos historiadores. En Rialp ha publicado, entre otros: Historia breve del Mundo contemporáneo; Historia sencilla de la ciencia; Páginas de la Historia; La guerra civil europea; Historia de los cambios climáticos; La primera vuelta al mundo y Guía del Firmamento.

Libros: Este libro te quiere

Este libro te quiere

PewDiePie
Traducción de Bernardo Domínguez, José Moreno
Malpaso
Barcelona
2015
122 págs.
En Este libro te quiere, PewDiePie -un videoblogger que dice haber sido criado por patos y que cuenta con cerca de cuarenta millones de seguidores (no es moco de pavo)- «se caga en los dichos», se ríe de los mensajes positivos que tanto abundan por Internet y deja los suyos en forma de 160 sentencias antiayuda en las que también se ríe de él mismo.
La estética del libro sigue el tipo de ilustraciones que PewDiePie -el videobloguero más dicharachero del planeta- aplica en sus vídeos de YouTube y en sus intervenciones en Twitter, un ecléctico batiburrillo de imágenes con juegos tipográficos y fotomontajes graciosos.
Con ironía, desenfado, un lenguaje políticamente incorrecto y mucho sentido del humor, este libro reúne la esencia del «no pensamiento» de PewDiePie, convirtiéndose en un objeto de culto para todos sus seguidores y una oportunidad para ser descubierto por quienes todavía no lo conocen.
PewDiePie es el seudónimo de Felix Arvid Ulf Kjellberg, un sueco de 25 años convertido en el amo de YouTube y el mayor fenómeno en la red de los últimos años. La revista Time le ha considerado como una de las personas más influyentes del mundo, y es que para hacerse una idea de su trascendencia sólo hay que ver sus cifras, que no paran de crecer; en el momento en que escribimos esto: más de 40 millones de subscriptores en YouTube, más de 10 billones de visualizaciones de sus vídeos, por no hablar de sus desorbitantes ingresos... Lo suyo es comentar videojuegos. Le caracteriza su estilo divertido, irónico y alocado, su saludo de puño, su amor a los patos y su ejército de fans, la Bro Army.

Mitos: La tragedia de Edipo (II)

(cont.)

La tragedia de Edipo en la literatura, la música y el cine

La tragedia de Edipo ha inspirado a numerosos autores clásicos y contemporáneos.
Teatro
  • Edipo rey y Edipo en Colono de Sófocles
  • Edipo de Séneca
  • Los siete contra Tebas de Esquilo
  • Edipo de Giovanni Andrea dell'Anguillara (1565)
  • Edipo de Pierre Corneille (1659)
  • Edipo de John Dryden y Nathaniel Lee (1678)
  • Edipo de Voltaire (1718)
  • El Edipo romántico de August von Platen-Hallermünden (1828)
  • Edipo de Francisco Martínez de la Rosa (1829)
  • Edipo y la esfinge, tragedia en prosa, de Joséphin Péladan (1903)
  • Edipo y la esfinge de Hugo von Hofmannsthal (1906)
  • Oedipe roi de Jean Cocteau (1928)
  • Edipo de André Gide (1930)
  • La máquina infernal de Jean Cocteau (1932)
  • Oedipe ou Le crépuscule des dieux de Henri Ghéon (1938)
  • La esfinge sin secreto de Ricardo López Aranda (1958)
  • Oedipe ou Le silence des dieux de Jean-Jacques Kihm (1961)
Novelas y poesía 
  • La Tebaida de Publio Papinio Estacio
  • Le Roman de Thèbes - anónima del siglo XII
  • Edipo en el camino de Henry Bauchau (1990)
  • Edipo rey de Didier Lamaison (2006)
  • Mes Oedipes de Jacqueline Harpman (2006)
  • Layos, la historia de un mito griego de Josep Asensi (2009), Ediciones Evohé.
Edipo en la música y en la ópera
  • Edipo en Colonna (Œdipe à Colone, 1758), es una tragedia lírica en tres actos con música de Antonio Sacchini y libreto en francés de Nicolas-François Guillard, basado en la tragedia de Sófocles Edipo en Colono. Se estrenó en la corte de Versalles el 4 de enero de 1786, en presencia del rey y de la reina María-Antonieta. El 1 de febrero de 1787, poco después de la muerte de su compositor, la obra se volvió a representar en la Ópera de París con gran éxito. La ópera conoció 583 representaciones y quedó durante más de medio siglo en el repertorio.
  • Edipo Re (1920), es una ópera en un acto con música de Ruggero Leoncavallo y libreto en italiano de Giovacchino Forzano, basado en el Edipo rey de Sófocles. Se compuso en el año 1899, pero no se estrenó hasta después de la muerte del compositor, el 13 de diciembre de 1920, en la Ópera de Chicago.
  • Oedipus Rex (1927), es una ópera-oratorio en dos actos con música de Ígor Stravinski y libreto en latín de Jean Cocteau. Se estrenó en el Théâtre Sarah Bernhardt de París el 30 de mayo, de 1927). El texto dramático en latín se complementa con una narración en el idioma del público. Es una ópera muy breve y, junto a The Rake's Progress, las dos óperas de Stravinski que han pasado a formar parte del repertorio operístico.
  • Oedipo (1936) es una ópera en cuatro actos con música de George Enescu, basada en el relato mitológico de Edipo, y sobre un libreto en francés de Edmond Fleg. Se estrenó en la Ópera Garnier de París el 13 de marzo de 1936.
André Pernet y Marisa Ferrer en Œdipe (Palais Garnier, 1936).
  • Oedipus der Tyrann, subtitulada Ein Trauerspiel (1959) es una ópera con música de Carl Orff. El libreto se basa en la versión que de la obra homónima de Sófocles hizo Friedrich Hölderlin, algo que Orff ya había hecho en su anterior ópera, Antígona. La compuso entre 1951 y 1958 y se estrenó el 11 de diciembre de 1959 en la Ópera Estatal de Stuttgart, Alemania.
Cine
  • Edipo re (1909). Italia. Dirección: Giuseppe de Liguoro. Protagonizada por  Giuseppe De Liguoro. Producción y distribución: Milano Film. Orígenes del cine. Cine mudo. Blanco y negro. Basada en la obra de Sófocles.
  • Oedipus Rex (1957). Canadá. Dirección: Tyrone Guthrie. Protagonizada por Douglas Campbell, Eleanor Stuart, Robert Goodier, William Hutt, Donald Davis, Douglas Rain, Tony Van Bridge, Eric House, Roland Bull, Robert Christie, Ted Follows, David Gardner, Bruno Gerussi, Richard Howard, Roland Hewgill. Productora: Oedipus Rex. Distribuidora: Motion Picture Distributors. Drama. Color: eastmancolor. Duración: 87 minutos. Basada en la obra de Sófocles. 

  • Edipo el hijo de la fortuna AKA Edipo rey (Edipo re, 1967). Italia. Dirección y guión: Pier Paolo Pasolini. Protagonizada por Silvana Mangano, Franco Citti, Alida Valli, Carmelo Bene, Julian Beck, Luciano Bartoli, Ahmed Belhachmi, Pier Paolo Pasolini, Giandomenico Davoli, Ninetto Davoli. Productora: Coproducción Italia-Marruecos; Arco film/Somafis. Drama. Antigua Grecia. Color: Technicolor. Duración: 104 minutos. Nominaciones y premios: Festival de Venecia: nominada al León de Oro. Basada también en la obra de Sófocles. 

  • Edipo alcalde (1996). Colombia. Dirección: Jorge Alí Triana. Protagonizada por Jorge Perugorría, Ángela Molina, Francisco Rabal, Jairo Camargo, Jorge Martínez de Hoyos, Myriam Colón. Productora: Coproducción Colombia-México-España; Amaranta/Sogetel/IMC/Tabasco Film. Drama. Color. Duración: 102 minutos. Adaptación de Gabriel García Márquez de la tragedia de Sófocles trasladada al siglo XX. 

  • Edipo (2004). Italia. Dirección: Raoul Ruiz. Protagonizada por Silvio Castiglioni, Marco Cavicchioli, Laura Colombo, Maria Grazia Mandruzzato, Rolando Mugnai, Silvia Pasello, Luisa Pasello, Roberto Bacci, Stefano Vercelli. Productora: Fondazione Pontedera Teatro. Drama. Color. Duración: 80 minutos. 

viernes, octubre 30, 2015

Mitos: La tragedia de Edipo (I)

Edipo (en griego antiguo Οἰδίπους, cuyo significado es pies hinchados) era un rey mítico de Tebas, hijo de Layo y Yocasta que, sin saberlo, mató a su propio padre y desposó a su madre.
Layo, rey de Tebas, había recibido el oráculo de que si engendrase alguna vez un hijo, el niño, una vez adulto, le daría muerte. Sin embargo, estando ebrio, se unió a su esposa Yocasta, y tuvo un hijo. Al nacer el niño, Layo le atravesó con fíbulas los pies y lo entregó a un pastor para que lo abandonara. Layo esperaba escapar así del oráculo puesto que matarlo directamente habría sido una impiedad y creía que nadie recogería a un recién nacido con los pies atravesados. Así pues, fue abandonado en el monte Citerón pero fue hallado por otros pastores que lo entregaron al rey Pólibo de Corinto. Peribea o Mérope, la esposa de Pólibo y reina de Corinto, se encargó de la crianza del bebé, llamándolo Edipo.
Al llegar a la pubertad, Edipo, por habladurías de sus compañeros de juegos, sospechó que no era hijo de sus pretendidos padres. Para salir de dudas visitó el Oráculo de Delfos, que le auguró que mataría a su padre y luego desposaría a su madre. Edipo, creyendo que sus padres eran quienes lo habían criado, decidió no regresar nunca a Corinto para huir de su destino. Emprendió un viaje y, en el camino hacia Tebas, Edipo se encontró con Layo, que viajaba a Delfos, en una encrucijada. El heraldo de Layo, Polifontes ordenó a Edipo que le cediera el paso pero ante la demora de éste, mató a uno de sus caballos. Edipo se encolerizó y mató a Polifontes y a Layo sin saber que era el rey de Tebas, y su propio padre. El rey de Tebas pasó a ser Creonte, hermano de la esposa de Layo, Yocasta.
Más tarde Edipo encontró a la Esfinge, un monstruo enviado por Hera que se había aposentado en el monte Ficio y daba muerte a todo aquel que no pudiera adivinar sus acertijos, incluido Hemón, el hijo de Creonte y atormentando al reino de Tebas. Al acertijo de: «¿cuál es el ser vivo que cuando es pequeño anda a cuatro patas, cuando es adulto anda a dos y cuando es mayor anda a tres?», Edipo respondió correctamente que es el hombre puesto que cuando es un bebé gatea, camina con sus dos piernas cuando es adulto y cuando es anciano se apoya sobre un bastón. Había también otro acertijo: «Son dos hermanas, una de las cuales engendra a la otra y, a su vez, es engendrada por la primera». Edipo contestó: el día y la noche.
Gustave Moreau: Edipo y la esfinge, 1864. Óleo sobre lienzo.
Metropolitan Museum of Art, Nueva York, Estados Unidos
Furiosa, la Esfinge se suicidó lanzándose al vacío y Edipo es nombrado el salvador de Tebas. Como premio, Edipo fue nombrado rey y se casó con la viuda de Layo, Yocasta, su verdadera madre. Tuvo con ella cuatro hijos: Polinices, Eteocles, Ismene y Antígona y los dos hermanos se enfrentarían más tarde entre ellos a muerte por el trono tebano. Otra tradición afirma que los hijos de Edipo no fueron de Yocasta sino de Euriganía.
Al poco, una terrible plaga o escasez de alimentos cayó sobre la ciudad, ya que el asesino de Layo no había pagado por su crimen y contaminaba con su presencia a toda la ciudad.
Edipo emprende las averiguaciones para descubrir el culpable, y gracias a Tiresias descubre que en realidad es hijo de Yocasta y Layo y que es él mismo el asesino que anda buscando. Sobre lo que sucedió a partir de ese momento circulan múltiples versiones.
Al saber Yocasta que Edipo era en realidad su hijo, se dio muerte, colgándose en el palacio. En versiones alternativas, siguió viviendo hasta que en el ataque de los siete contra Tebas sus hijos se dieron muerte el uno al otro, momento en el que ella se suicidó.
Edipo se quitó los ojos con los broches del vestido de Yocasta, huyó o fue exiliado de Tebas, o fue encerrado por sus hijos en el palacio, o siguió reinando en Tebas por algún tiempo. Maldijo a sus hijos Polinices y Eteocles y sólo su hija Antígona le acompañaba en su destierro para servirle de guía.
André Marcel Baschet. Edipo, 1883. Óleo sobre lienzo.
En Colono, fue acogido por el héroe mítico Teseo y allí murió. Se decía que su tumba se encontraba en un santuario de las Euménides que había entre la Acrópolis y el Areópago de Atenas.
Fulchran-Jean Harriet: Edipo en Colono, 1798. Óleo sobre lienzo.
Cleveland Museum of Arte, Cleveland. Ohio, Estados Unidos
Sin embargo, existía otra tradición, recogida por Lisímaco de Alejandría que decía que, cuando murió Edipo, los habitantes de Tebas y de otra aldea beocia llamada Ceo no quisieron que sus restos quedaran enterrados en sus territorios y su cuerpo fue transportado a Eteono, donde fue enterrado, de noche, en un recinto consagrado a Deméter. Cuando los habitantes de Eteono se enteraron del hecho, consultaron el oráculo sobre lo que debían hacer y la respuesta fue que no se debía turbar al adorador de la diosa, por tanto los restos quedaron enterrados allí.
Jean-Antoine-Theodore Giroust: Edipo en Colono, 1788. Óleo.
Museo de Arte, Dallas, Texas, Estados Unidos
(cont.)

Melilla: Luna de otoño

Tomadas a las 7h 45 m (a.m).

Libros: El misterio de la creación artística

El misterio de la creación artística

Stephan Zweig
Traducción de José María Garrido
Rialp. 
Colección “Doce Uvas”. 
Madrid
2015
96 págs. 
En todos sus libros, y de manera muy especial en sus memorias, El mundo de ayer, Stefan Zweig (1881-1942) se manifiesta como un apasionado defensor de los valores culturales de Occidente. Esta radical vocación humanista está en la base de su dilatada trayectoria como escritor, que abarcó todos los géneros posibles, aunque donde más sobresalió fue en el ensayo histórico y biográfico, y en las novelas. Hoy día sigue siendo un autor muy leído, como demuestran las continuas ediciones de sus obras.
Este volumen, preparado por José Manuel Mora Fandos, contiene dos conferencias que Stefan Zweig escribió en 1939: la que da título al libro y “La historia como poetisa”, preparada para el congreso del PEN Club de 1939, que el estallido de la guerra impidió celebrar.
La primera conferencia, a juicio de José Manuel Mora, “quintaesencia el modo de comprender el arte –y de realizarlo– del propio Zweig, y expresa un buen número de rasgos de la estética y del ethos del Romanticismo, vertebrados aquí en el eje artista-obra-proceso creativo”. Zweig describe el asombro que provoca siempre cualquier obra de arte y la incapacidad que tienen los propios autores y también los espectadores y teóricos de describir ese proceso creador: “Cuanto más nos esforzamos en profundizar en los misterios del arte y del espíritu, tanto más los admiramos por su inconmensurabilidad”. Para Zweig, el arte nace de un momento de especial iluminación y es consecuencia del genio creador del artista y después de su trabajo, que siempre es indispensable: “La fórmula verdadera de la creación artística no es, pues, inspiración o trabajo, sino inspiración más trabajo, exaltación más paciencia, deleite creador más tormento creador”. En torno a estas ideas, Zweig, con su habitual amenidad, hilvana anécdotas que sirven de testimonio de esta teoría.
En la segunda conferencia, Zweig defiende que la historia es “un agente capaz de hacer poesía, arte”. Más aún: “Tal vez no exista de ninguna manera la Historia en sí, sino que solo por mediación del arte del relato, a través de la visión del narrador, el hecho puro deviene Historia”. Quizá el mejor ejemplo de esta explicación se dé en sus conocidas biografías y en su obra Momentos estelares de la humanidad (1927), una de sus obras más leídas. Para Zweig, “la historia no tiene bastante con los grandes hechos, con las obras magníficas; siempre se necesita una segunda efectividad: van juntos el gran hecho y el gran relato, el personaje emocionante y el narrador rebosante de fantasía”.
Adolfo Torrecilla
aceprensa.com

jueves, octubre 29, 2015

Melilla: Recordando a nuestros soldados

Melilla: Teatro


Mitos: Las hazañas de Belerofonte (II)

(cont.)
El mito fue trasladado a la Ópera en dos ocasiones: 
  • Con el título de Bellérophon (Belerofonte, LWV 57), se conoce a una tragedia musical estructurada en un prólogo y cinco actos compuesta por Jean-Baptiste Lully en 1679 con libreto de Thomas Corneille y Fontenelle, basado en parte de la Teogonía de Hesíodo. Philippe Quinault había escrito ya en 1665 un libreto sobre el tema de Belerofonte, héroe que derrotó a la Quimera montado en su caballo, Pegaso. Es a petición del rey que Thomas Corneille, tras el escaso éxito de Psyché, escribió el libreto, aunque Fontenelle reclamó la autoría en 1741. La obra se representó en la Académie Royale de Musique, el 31 de enero de 1679, y siguió representándose durante nueve meses con el siguiente reparto: Gaye (Apolo), el rey (Baco), Arnoul (Pan) en el prólogo, Beaumavielle (Jobate, rey de Licia), Mlle Saint-Christophle (Sthénoboée, viuda de Praetus, rey de Argos), Mlle. Aubry (Philonoé, hija de Jobate), Clédière (Belerofonte), Nouveau (Amisodar), el rey (La Pithie), Mlle. de La Prée (Pallas), Pulvigny (Un sacerdote). El éxito fue tal que Lully decidió hacer imprimir por primera vez una partitura suya en la prestigiosa imprenta C. Ballard.

  • Il Bellerofonte (título original en italiano; en español, Belerofonte) es una ópera seria en tres actos con música de Josef Mysliveček y libreto en italiano de Giuseppe Bonecchi, basado en el mito griego de Belerofonte. Se estrenó en el Teatro de San Carlos de Nápoles el 20 de enero de 1767. La ópera fue un encargo para festejar el cumpleaños del rey de España Carlos III y fue precedida en la representación de una cantata compuesta por el mismo compositor. El éxito obtenido en el Teatro San Carlos llevó a posteriores representaciones, entre las cuales destacan la de 7 de mayo de 1767 en Siena y la del año 1768 en Praga, la cual glorificó Mysliveček como compositor de fama incluso en su ciudad natal. Entre los cantantes de la época que destacaron con este trabajo se recuerdan a Anton Raaff y Caterina Gabrielli. La primera y única grabación de esta ópera se produjo en el año 1987 bajo Zoltan Pesko con el Coro Filarmónico Checo y de la Orquesta de Cámara de Praga.
Portada del libreto para su representación en Siena, 1767

Poema: Garcilaso de la Vega

Soneto V

Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.
Garcilaso de la Vega, Poesías castellanas completas, Castalia

miércoles, octubre 28, 2015

Melilla. Aula de Cine

Melilla: Conferencia

Mitos: Las hazañas de Belerofonte (I)

Belerofón o Belerofonte, también Belerofontes era un héroe de la mitología griega, cuyas mayores hazañas fueron matar a la Quimera y domar al caballo alado Pegaso. Era el hijo del rey Glauco de Corinto y de Eurímede, aunque algunas tradiciones le hacen hijo de Poseidón y Eurínome.
Quimera. Cerámica. Plato de figura rojas, Apulia,  350-340 a. C.
Museo del Louvre, París, Francia
Su nombre original era Hipónoo o Leofontes, sin embargo se lo cambió por el de Belerofonte (que significa “asesino de Belero”) después de haber matado accidentalmente a un tirano de Corinto llamado Belero. En otras versiones, mató accidentalmente a un hermano suyo a quien se le llama Deliades, Pirén o Alcímenes.
Cuando involuntariamente mató a su hermano, abandonó Corinto y se dirigió como suplicante, para purificarse, a la ciudad de Tirinto, a la corte del rey Preto. El rey Preto acogió a Belerofonte como huésped y lo purificó. La esposa del rey, llamada Estenebea (o Antea según otras fuentes) se enamora de él y trata de seducirlo, pero Belerofonte se niega a sus deseos.
Estenebea, ofendida, para vengarse por este desaire lo acusa falsamente de intentar seducirla o violarla. El rey de Tirinto se pone furioso creyendo verdadera la historia de Estenebea, pero no queriendo faltar a las sagradas leyes de la hospitalidad con la muerte directa de un huésped, encarga a Belerofonte llevar una carta sellada de recomendación, según dice, a su suegro el rey Ióbates (o Yóbates) de Licia, padre de Estenebea. En la carta, en realidad, le pedía al rey Iobates que diera muerte a Belerofonte.
Desconociendo las intenciones de Preto, Belerofonte llega a Licia. El rey Ióbates dispensó una afectuosa acogida a Belerofonte, con grandes muestras de hospitalidad. Los primeros nueve días se la pasaron en festejos. En la mañana del décimo día, el rey Ióbates abrió la carta que le entregara su huésped.
Para cumplir el encargo pidió como servicio a Belerofonte matar a la Quimera con la esperanza de que la fiera acabara con él. La Quimera era hija de Tifón y Equidna o de la Hidra de Lerna y tenía cabeza de cabra que exhalaba fuego, cuerpo de león y cola de dragón.
La fiera asolaba los fértiles campos y devoraba el ganado. Antes de emprender esta difícil tarea, Belerofonte consultó al adivino Poliido, quien le aconsejó capturar al caballo alado Pegaso. Pegaso era querido por las musas del monte Helicón, ya que con un golpe con su pata había hecho brotar la fuente de agua Hipocrene de la tierra.
Belerofonte no encontró a Pegaso en el monte Helicón, sino en la fuente Pirene en la Acrópolis de Corinto. La diosa Atenea entregó a Belerofonte una brida de oro para domarlo, y que Belerofonte colocó sobre su cabeza. En otras versiones, Atenea le entregó directamente a Pegaso después de haberlo domado ella misma o fue Poseidón el que le entregó a Pegaso.
Alexander Andreyevich Ivanov: Belerofonte es enviado a matar a la Quimera, 1829. 
Una vez armado se dirigió a confrontar a la Quimera. Montó a Pegaso y volando sobre la fiera, empezó a lanzarle flechas. Luego, introdujo la punta de su lanza en las fauces del monstruo, cuyo aliento de fuego fundió la punta de plomo; este se escurrió por su garganta, quemando los órganos vitales y de esta manera Belerofonte logró vencerla.
Tras ello, Ióbates le encargó combatir a los sólimos, unos vándalos que asaltaban la zona y cometían vandalismo, y posteriormente contra las Amazonas, las mujeres guerreras. Ambas empresas fueron realizadas por Belerofonte satisfactoriamente. Aún quiso matarle Ióbates a pesar de todo y preparó una emboscada contra él, enviando a sus mejores hombres, pero Belerofonte mató a todos. Finalmente Ióbates ofreció a su propia hija como esposa a Belerofonte y tuvieron tres hijos: Laodamía, Isandro e Hipóloco.
En algunas tradiciones, Antea se suicidó tras conocer la boda de Belerofonte. En otra tradición, él decidió hacerla pagar por su traición, por lo que fingió estar enamorado de ella y así la convenció de huir con él hacia Tirinto. Volando sobre el lomo de Pegaso, Belerofonte se encaminó hacia el mar y empujó a Antea a las aguas, quien cayó sobre las rocas de la costa.
Belerofonte matando a la Quimera. Escena pintada en el final
de una epinetron ático, alrededor de 425 a 420 a. J-C.
Belerofonte fue luego odiado por los dioses por motivos desconocidos y en cierta ocasión quiso llegar al Monte Olimpo montado sobre Pegaso. Sin embargo, el dios Zeus no fue tomado por sorpresa y clavó un aguijón en Pegaso por lo que logró enfurecerlo. Belerofonte no pudo tranquilizar al caballo y esto provocó que su jinete perdiera el equilibrio y se precipitase al vacío.
Según una tradición, Belerofonte logró sobrevivir la caída. Sin embargo, quedó cojo o ciego y terminó vagando por la llanura Aleya. Pegaso, por su parte, se remontó hacia el cielo donde se inmortalizó como una constelación. En otra versión, Belerofonte se precipitó al suelo por vértigo o terror y murió en la caída.
___________
Epinetrón: Aunque con forma de vaso, se trata de un utensilio de terracota cuya forma de teja terminada en un cascarón obedecía a un uso preciso. Estaba hecho para cubrir la rodilla, y servía para hilar la lana enrollada en la parte superior del mismo que no estaba decorada.
Epinetrón  de Eretria, escenas de gineceo, 430 a. C.
Se colocaba tal como muestra el dibujo: 

Fuente:
Pablo Soriano (2000). La mediación figurativa como Historia del Habitar público y privado. Vol. II. Nobuko: Argentina, pág. 200.
Profesora Adriana Assandri. Escultura y Pintura GriegaSt. Brendan’s School. Presentación Powerpoint.
(cont.)

Arte: Juan Pantoja de la Cruz

Juan Pantoja de la Cruz (Valladolid, 1553 – Madrid, 26 de octubre de 1608) fue un pintor español renacentista, especializado en el retrato cortesano con una estética que es todavía la del manierismo renacentista, formado en los modelos de Antonio Moro y Alonso Sánchez Coello.
María Luisa de Aragón, duquesa de Villahermosa, circa 1593.
Óleo sobre lienzo. Colección Lobkowicz, Castillo de Nelahozeves Castle, República Checa
Isabel de Valois, 1585. Óleo sobre lienzo.
Museo del Prado, Madrid, España
Don Juan de Austria. Óleo sobre lienzo.
Museo del Prado, Madrid, España
Felipe II, rey de España, 1590-1598. Óleo sobre lienzo.
Monasterio de San Lorenzo del Escorial, Madrid, España
La infanta Isabel Clara Eugenia, 1599.Óleo sobre lienzo.
Alte Pinakothek, Múnich, Alemania
Nacimiento de la Virgen, 1603.
Museo del Prado, Madrid, España
Felipe Manuel, príncipe de Saboya, circa de 1604. Óleo sobre lienzo.
Museo de Bellas Artes, Bilbao, España
Retrato del conde de Villalonga Pedro Franqueza, 1603. Óleo.
Margarita de Austria, reina de España, 1605. Óleo sobre lienzo.
Museo de Bellas Artes, Houston, Texas, Estados Unidos
Felipe IV y su hermana la infanta Ana, 1607, Óleo sobre lienzo.
Kunsthistorisches Museum, Viena, Austria
 
La emperatriz María. Óleo.
Monasterio de las Descalza Reales, Madrid, España
Retrato de monje capuchino.
Museo de Bellas Artes, Valencia, España

Poema: Antonio Machado

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.
Antonio Machado, Poesías reunidas, Espasa Calpe

martes, octubre 27, 2015

Leyenda: Las cuatro barras

Reinaba en Francia Carlos I cuando invadieron el país los normandos. El emperador envió a su sobrino Vifredo el Velloso, conde de Barcelona, una carta, en la que le pedía que acudiera en su ayuda con sus guerreros. El conde se puso en camino inmediatamente con sus mesnadas y entró en la batalla, batiendo a los normandos, que se retiraron vencidos. Una flecha se hincó en el pecho de Vifredo, junto al corazón. Fue retirado a una tienda, donde le visitó el emperador.
 Claudi Lorenzale: Origen del escudo del condado de Barcelona, 1843-1844. Óleo.
Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge, Barcelona, España
Quiso el tío recompensar al sobrino por su hazaña dándole riquezas y bienes. Este rehusó toda recompensa, doliéndose únicamente de que, a pesar de las muchas victorias que había obtenido en las diversas batallas en que había tomado parte, su escudo de armas era liso: campo de oro, sin insignia alguna que revelara sus muchas gestas. 
El emperador Carlos, entonces, mojó en la herida de Vifredo los cuatro dedos de su mano derecha y los pasó de arriba a abajo por el escudo, marcando en él las cuatro barras de sangre que adornan el escudo de Cataluña, Valencia y Aragón.
Vicente García de Diego, Antología de leyendas universales, Labor

Poema: Pablo Neruda

ODA AL DÍA FELIZ


Esta vez dejadme
ser feliz,
nada ha pasado a nadie,
no estoy en parte alguna,
sucede solamente
que soy feliz
por los cuatro costados
del corazón, andando,
durmiendo o escribiendo.
Qué voy a hacerle, soy
feliz.
Soy más innumerable
que el pasto
en las praderas,
siento la piel como un árbol rugoso
y el agua abajo,
los pájaros arriba,
el mar como un anillo
en mi cintura,
hecha de pan y piedra la tierra
el aire canta como una guitarra.

Tú a mi lado en la arena
eres arena,
tú cantas y eres canto,
el mundo
es hoy mi alma,
canto y arena,
el mundo
es hoy tu boca,
dejadme
en tu boca y en la arena
ser feliz,
ser feliz porque si, porque respiro
y porque tú respiras,
ser feliz porque toco
tu rodilla
y es como si tocara
la piel azul del cielo
y su frescura.

Hoy dejadme
a mí solo
ser feliz,
con todos o sin todos,
ser feliz
con el pasto
y la arena,
ser feliz
con el aire y la tierra,
ser feliz,
contigo, con tu boca,
ser feliz.
Pablo Neruda, Odas elementales, Losada

Arte: Noël Coypel

Noël Coypel (París, 25 de diciembre de 1628 - París, 24 de diciembre de 1707) fue un pintor y decorador de estilo clásico francés.
Ptolomeo Filadelfo concede la libertad al pueblo judío, hacia 1672.
Palacio de Versalles, Francia
Resurrección de Cristo
Apolo coronado por Victoria, después de haber matado a Pitón, circa 1688.
 Óleo sobre lienzo. Palacio de Versalles, Francia
Abundancia, 1700. Óleo sobre lienzo.
Palacio de Versalles, Francia
Apolo coronado por Minerva, 1667-1668. Óleo sobre lienzo.
Museo del Louvre, París, Francia
Apolo coronado por Victoria 1667-1668. Óleo sobre lienzo.
Museo del Louvre, París, Francia
Cristo en la cruz. Óleo sobre lienzo.
Museo Bossuel, París, Francia
Ciro interrogando al rey de  Armenia.
Museo de Grenoble, Francia
Equidad, 1667-1668. Óleo sobre papel.
Château de Fontainebleau, Francia
Hércules y Arquelao. Palacio de Versalles, Francia
Hércules y Dejanira. Palacio de Versalles, Francia
Historia de Hércules-Apoteosis de Hércules, 1700.  Óleo sobre lienzo.
Palacio de Versalles, Francia.