Hace muchos años, en las costas de Irlanda vivían las sirenas. Cantaban dulcemente bajo el agua y a veces se acercaban a la orilla. Y una de ellas se enamoró de un hermoso joven que vio en la verde costa.
Todos los atardeceres la enamorada sirena acudía a la orilla a ofrecerle su amor, pero él se marchaba sin escucharla y la dejaba llorar y suplicar toda la noche, hasta que sus lágrimas empapaban sus cabellos de oro.
Al fin, el cielo, compadecido de tan sincero amor y de tanta constancia, la transformó en arpa, para que el joven la tomara en sus brazos. Sus graciosas formas marinas se arquearon, creando el marco del arpa, y sus cabellos de oro, que goteaban lágrimas por cada uno de sus rizos, cayeron sobre sus brazos, formando las cuerdas.
Y así nació el arpa. Sus canciones amorosas o tristes se mezclan, como en su vida se mezclaron el amor y el dolor.
Vicente García de Diego
Antología de leyendas universales, Labor
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