sábado, marzo 19, 2016

Los nombres

Tal como recordamos en otro momento, en su poema El Golem, Jorge Luis Borges recuerda la postura que presenta Platón en el diálogo Cratilo:

Si (como el griego afirma en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa
Y todo el Nilo en la palabra Nilo.

respecto de si los nombres son motivados o convencionales. Si tomamos la tesis platónica y la llevamos al extremo, los habitantes de cierto pueblo ecuatoriano tendrán muchas explicaciones que dar.
Detalle de La escuela de Atenas, de Rafael Sanzio, que muestra a Platón y Aristóteles filosofando
Chone, localidad de 20.000 almas en el interior de Ecuador -llamada por los lugareños, ya veremos cuán acertadamente, "la capital de los nombres raros"-, alberga habitantes con nombres de pila tan inesperados como Frank Sinatra, Alí Babá, Burger King, Lincoln, Stalin, Puro Aguardiente, Vick Vaporup o Land Rover.
Desde personajes históricos hasta marcas comerciales de los rubros más diversos, pasando por resultados de partidos de fútbol y bebidas predilectas, los padres de estos individuos han ejercitado su capacidad imaginativa a la hora de rellenar los documentos de identidad de sus recién nacidos. Los hijos lo agradecen, si recibieron un buen nombre en gracia o si les gusta dar la nota. O reniegan de la herencia, si fue Stalin lo que les tocó en suerte o si padecen de por vida la obligación de hacer propaganda gratuita de un producto como el Alka Seltzer. En el pueblo, se oyen nombres etéreos y espirituales, como Semiencanto, Querido Ecuador y Arcángel Gabriel Salvador. Y, también, decididamente carnales, como Venus Lollobrigida o Everguito Coito.  
Ningún lugar fue tan lejos en esto de poner apelativos extravagantes como esta región del Ecuador. Pero tampoco es el único lugar del mundo que explora nombres inauditos. En la Argentina, se están poniendo de moda muchas denominaciones tomadas del cine y del deporte, como Xuxa, Nemo, Jordan, Viggo, Aladdino y Jet. El Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires aceptó en el último tiempo los nombres Abbot, Dakota, Gallagher, Ídola, Jackson, Napoleón, Radcliffe y Poppy (que ¿no era un nombre para perros?). En Nueva Zelanda, una pareja llamó a su hijo Superman como protesta porque no les permitieron que quedara registrado como 4Real (DVerdad, podría traducirse). "El nombre tiene que ser una secuencia de letras", argumentó el funcionario de turno. Habían decidido llamarlo así tras verlo por primera vez en una ecografía porque, dijeron, entonces se dieron cuenta de que su bebé era "de verdad".
Y esto por solo hablar de primeros nombres. Porque, si ampliamos a la combinación de nombres con apellidos, ya la cuestión parece un designio divino. En España, aseguran que existe una Juana Madruga Mogollón y en Uruguay -entre cientos de Maracanazos, en homenaje a la victoria que Uruguay le arrebató a la selección brasileña en suelo carioca, en el Mundial de 1950- existe la leyenda de una mujer que se llama, entre el apellido de soltera y apellido de casada, Pascualina Masa de Tarta.
Podríamos seguir, también, con las asociaciones significativas que a veces se dan entre los nombres y las profesiones. Aquí conocemos un veterinario con el respetable apelativo de Dr. Pelagati, y una autora de libros de autoayuda, que responde al nombre y al apellido de Tara Depre.
Boletín 186 (boletines@librosenred.com)

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