Egipto y su historia se pusieron de moda en Europa durante el siglo XIX. Las momias no sólo tenían mucho éxito como souvenir, sino que constituían una de las principales atracciones entre la alta sociedad.
En junio de 1850 un aristócrata inglés Lord Londesborough, mandó imprimir tarjetas en las que invitaba a sus allegados para que asistieran a la retirada de las vendas de una momia.
En 1883 el príncipe Federico Carlos de Prusia compró una momia y la hizo trasladar a Berlín, donde ordenó que fuera desnudada sobre su mesa de billar.
Los vecinos de la ciudad alemana de Hamm, crearon una sociedad para comprar una momia. Contribuyeron con 20 marcos cada uno. Cuando lo lograron en 1886, la sociedad decidió exponerla en un restaurante y cobrar la entrada para recuperar la inversión.
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