lunes, marzo 07, 2016

Tributo a The Doors (III)

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El álbum que se gestó tras este contrato quizás no recogía el aura, pero sirvió para lanzar a las ondas radiofónicas el nombre de The Doors, puesto que se ese fue su título. Corría el año 1967 y el disco llegó al número dos de los más vendidos. El álbum tenía características especiales que lo hacían atípico e incluso molesto para el mercado. La versión de The End era excesivamente larga para lo acostumbrado y otro tanto ocurría con la canción Light my fire que duraba algo más de siete minutos. Las emisoras de radio, reaccionaron en contra de la longitud de los temas y se mostraron dispuestas a aceptarlo tan sólo después de proceder a un recorte del largo solo instrumental que se contenía en el centro del trabajo. Esta propuesta, que naturalmente la casa discográfica hizo suya  ante The Doors en defensa de la explotación del vinilo, supuso el primer cho que de intereses. Un cho que que la propia evolución de los hechos se encargó de resolver porque, cuando los músicos cedieron ante las presiones, resulto que el público demostraba palpablemente aceptar la versión completa.
Aunque The Doors era un grupo compuesto  por grandes personalidades musicales, todos quedaron oscurecidos por el talento de Jim Morrison. Tra su muerte, el trío restante siguió grabando durante algún tiempo hasta convencerse de que sin Morrison no eran nadie.
Este tipo de composiciones no era, desde luego, casual. "Nosotros- explicó en cierta ocasión, John Densmore-, siempre hacemos un álbum como tal álbum. Nunca trabajamos para hacer singles." Otra cosa es la utilización de su música por terceros de forma ajena a la voluntad de los autores, aunque a veces de forma muy exitosa. Ése puede ser el caso de la banda sonora de la película Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola, donde, como ya hemos dicho, aparece el tema The End
The Doors no seguían pautas y tenían una autodisciplina ciertamente limitada. particularmente su líder Jim Morrison era un hombre dificil para el trabajo regular, para el tipo de labor que a partir del éxito de su primer lanzamiento les exigiría su compañía grabadora. El segundo álbum, aunque ciertamente notorio, no alcanzó la cota de  ventas del primero. Su título fue Strange days (1967). Sin embargo, el tercero Waiting for the Sun, editado en 1968, les colocó en el numero uno y no sin esfuerzo. Recojamos las palabras de Krieger al respecto: "Normalmente, cualquier grupo, cuando le llega el contrato para grabar, tiene canciones preparadas para un par de discos grandes. Si triunfa, empiezan las giras y ya no hay tiempo para escribir más. Y cuando llega el tercer elepé empiezan las crisis, porque no hay ni canciones ni tiempo para escribirlas."
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