The doors of perception (Las puertas de la percepción, 1954) es el título de una obra del escritor Aldous Huxley, que a su vez está sacado de una cita del poeta William Blake (1757-1827), contenida en su obra The Marriage of Heaven and Hell (El matrimonio del cielo y del infierno, escrito entre 1790 y 1793) y que dice así:
"If the doors of perception were cleansed every thing would appear to man as it is, Infinite."
Traducción:
Si las puertas de la percepción se purificaran todo se le aparecería al hombre como es, infinito.
La frase fue perfecta para bautizar a un grupo y a las inquietudes de unos jóvenes profundamente inmersos en la ilusionada aventura de transformación social y personal que en la década de 1960 tuvo como escenario las tierras de California.
El movimiento hippy, la influencia de culturas y religiones orientales, la gran ola de contestación pacífica o de rebelión airada... El universo entero, visto desde esa perspectiva, parecía estar a los umbrales de una misteriosa y prometedora puerta, verdaderamente en la antesala de una nueva percepción.
The Doors nacieron en ese caldo de cultivo, lo que equivalía a decir que lo hicieron entre tendencias tan dispares y tan cambiantes, que su música y su propia trayectoria no pueden enmarcarse claramente en un género determinado. La música de The Doors burla las definiciones al uso y no precisamente porque salte de un estilo a otro. Por el contrario se trata de un estilo muy personalizado, inconfundible, que por la breve vida del conjunto tampoco experimentó transformaciones que dividiesen su trabajo en en etapas claramente diferenciadas.
Pero The Doors hicieron algo nuevo, tan nuevo que sus ecos resonaron en las décadas posteriores y todavía resuenan en nuestra época. Un mérito que se engrandece porque la fulgurante existencia del grupo coincidió en el tiempo con muchos de los grandes de la historia del rock. Pasaron sin ser ensombrecidos, ni entonces ni ahora, por nadie.
Todo empezó con una extraordinaria espontaneidad en los idílicos paisajes de las playas de californianas, en una de las cuales, Venice, dos muchachos que iban a recibir su título como graduados en cinematografía por la Universidad de Los Angeles, decidieron cambiar su destino sólo unos meses antes de acabar su carrera.En aquel momento apenas pudieron aportar algo más que sus sueños y su entusiasmo. El primero de ellos, James Douglas Morrison, tenía como bagaje su capacidad para escribir lo que incluso entonces resultaban extrañas canciones. Pero bastaría para que muy poco después la contracción artística de su nombre, Jim Morrison, se convirtiese en una estrella con brillo propio. El otro, Ray Manzarek, ya conocía los secretos del teclado y podría ser calificado como un excelente músico.
Ray Manzarek era ocho años mayor que Jim. Había nacido el 12 de febrero de 1935 en Chicago y conocía bastante mejor que su compañero el mundo de la música. Sin embargo fue Jim, desde el principio, quien se convirtió en el verdadero impulsor de The Doors. El nombre, por ejemplo, lo eligió él, que sería quien iban a marcar la trayectoria del grupo y a dotarlo de vida. Jim era hijo de un militar estadounidense perteneciente a la Armada norteamericana (almirante del primer navío nuclear) y había nacido el 8 de diciembre de 1943, en Melbourne, una ciudad ubicada en el condado de Brevard en el estado estadounidense de Florida.
El tercer y cuarto componente de la banda vinieron de la mano de Ray. Como él, eran discípulos o seguidores de un gurú de la India (algo muy frecuente entre los artistas de la época)(1), que les inició en la meditación trascendental, un dato más que ahonda en la confirmación de ese clima liberador y al mismo tiempo esotérico que atraía en masa a las juventudes californianas. Se trataba de John Densmore (1 de diciembre de 1944) y Robbie Krieger (nacido el 8 de enero de 1946), de menos edad aún que Morrison, pero como Ray ya con experiencia musical, al menos a nivel de aficionados. Ambos eran de Los Angeles y tenían vidas paralelas. Densmore, había sabido alternar sus estudios universitarios con su afición al jazz, y dentro de este género se decantaba por la batería. Krieger había estado integrado en varios grupos de música folk, siempre con su guitarra al hombro, era más joven que Densmore.
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(1) Recuérdese el caso del guitarrista John McLaughlin (1942), también conocido como Mahavishnu John McLaughlin.
El tercer y cuarto componente de la banda vinieron de la mano de Ray. Como él, eran discípulos o seguidores de un gurú de la India (algo muy frecuente entre los artistas de la época)(1), que les inició en la meditación trascendental, un dato más que ahonda en la confirmación de ese clima liberador y al mismo tiempo esotérico que atraía en masa a las juventudes californianas. Se trataba de John Densmore (1 de diciembre de 1944) y Robbie Krieger (nacido el 8 de enero de 1946), de menos edad aún que Morrison, pero como Ray ya con experiencia musical, al menos a nivel de aficionados. Ambos eran de Los Angeles y tenían vidas paralelas. Densmore, había sabido alternar sus estudios universitarios con su afición al jazz, y dentro de este género se decantaba por la batería. Krieger había estado integrado en varios grupos de música folk, siempre con su guitarra al hombro, era más joven que Densmore.
De izquierda a derecha John Densmore, Robby Krieger y Ray Manzarek |
(1) Recuérdese el caso del guitarrista John McLaughlin (1942), también conocido como Mahavishnu John McLaughlin.
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