La palabra "momia" se deriva del vocablo persa “mum” que significa cera o betún. Es decir que los persas denominaban “mummia” a algo embadurnado o betuminoso. De la misma forma, los árabes le asignaron el nombre de “mummiya”. El célebre médico árabe Ibn-el-Beitar, identificó “mummia” o “mummiya” con el llamado Betún de Judea, sustancia que arrastran algunos ríos y con la que, primero los egipcios y luego los griegos, conservaban sus cadáveres.
Dicen que esa sustancia tiene su origen en el Lago Asfaltites, nombre antiguo del Mar Muerto. Conocida también como asfalto, el Betún de Judea es una resina característica de lugares donde existen fuentes de petróleo. Se describe que raras veces se encuentra el asfalto puro, sin embargo en el Mar Muerto existe de forma natural, presentándose en masas de color pardo negruzco, de forma compacta y con naturaleza grasienta. Al suministrarle calor se ablanda y desprende olor a brea. La existencia del llamado Betún de Judea en la región le permitió a los egipcios utilizarlo hace miles de años con fines comerciales, pero además se empleó para cubrir el cuerpo de los fallecidos.
En la lengua del antiguo Egipto, “hombre muerto” o “cadáver embalsamado” se denominaba con la palabra “saH”. Es decir que filológicamente la palabra momia no se vincula directamente con la muerte.
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