Los sacerdotes de Amón estaban entre los más ricos de Egipto ya que contaban con tierras, depósitos, tributos llegados de las provincias y ganados, contando con un amplio número de trabajadores a su cargo. Esta riqueza favorecerá el incremento de poder del clero de Amón.
El dios se comunicaba con los mortales a través del clero y éste era el único medio para ofrecerle los sacrificios, por lo que se convirtió en imprescindible para Egipto. Los sacerdotes estaban rodeados de numerosas mujeres dedicadas al culto, que formaban el llamado "harén de Amon", al que pertenecían las cantoras y las concubinas del dios.
Los cargos más importantes eran ocupados por las hijas de los familias principales, mientras que los puestos secundarios eran ofrecidos a mujeres de una categoría inferior.
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