INTRODUCIÓN
La brillante civilización árabe, durante siglos, fue el sostén de la ciencia, divulgada posteriormente por Europa a través de los traductores de Toledo de los siglos XII y XIII. La Universidad fue la formadora de la promoción intelectual de sus doctores, magistrados, poetas, matemáticos, historiadores, etc., con los que ciencia y literatura árabes alcanzaron singular nivel en el saber humano. La influencia de las Universidades sobre los países en los que la fe islámica dominó en su explosión proselitista, era y es evidentemente su más poderoso factor de islamización, pues en árabe, y con un profundo sentido religioso, islámico, se formaron en sus aulas y luego se difundieron profusamente por todo el mundo musulmán las minorías selectas que gobernaron y dirigieron a las masas, imponiéndoles sus concepciones y teorías filosóficas y científicas. Ello ha podido explicar el extraño fenómeno del predominio de la cultura árabe en la mezcla de nacionalidades que las dilatadas conquistas del Islam absorbieron, no obstante estar el elemento árabe en abrumadora inferioridad numérica. Mas, si su pretérito fulgor fue poderoso faro de atracción de la juventud codiciosa de saber en tiempos medievales, su ciencia, entonces eminente, matizada de un profundo sentido teológico y celosa de la ortodoxia en la Mezquita-Universidad, no pudo por sí misma renovarse, y en su forzado estatismo acabó por encontrar su puesto fijo, justo, en el equilibrio perfecto, hasta hoy inmutable, que constituye la vida espiritual del mundo árabe.
Interior de la universidad y mezquita |
La mezquita al-Qarawiyyin es reconocida entre los estudiosos árabes como la más antigua universidad del mundo, al ser la única institución de este tipo que perpetúa su noble misión de enseñar sin haber sufrido las crisis y las adversidades que padecieron las mezquitas de Zaitouna, al-Azhar o el colegio al-Mostansiraiti. Durante siglos, al-Qarawiyyin permanecerá ajena a las adversidades que desvastaron a las metrópolis de oriente como Bagdad, Damasco y El Cairo, alterando profundamente sus estructuras. De este modo entre sus muros se encierra intacta su personalidad y fisonomía hasta nuestros días.
Al-QARAWIYYIN
En Marruecos, en la ciudad de Fez, una parcela de terreno con una extensión de media hectárea de la orilla izquierda que lleva el nombre de los emigrados de Qayrawan, abriga el corazón palpitante de la ciudad, corazón cuyo impulso y vitalidad han marcado de su impronta indeleble las vastas provincias del Imperio xerifiano. Este alma palpitante, es la Mezquita-Universidad al-Qarawiyyin, a la que el cabe el gran mérito de haber mantenido la presencia del Islam y de la lengua árabe a través de las tierras africanas. En efecto, su papel no se limitó a la acogida de los fieles para el cumplimiento de sus devociones y de sus plegarias, sino que se convirtió en un verdadero hogar cultural cuyo resplandor englobó a las diferentes regiones del gran Maghreb, llegando tanto a los rincones de Oriente como a las ciudades de Al Andalus.
La mezquita al-Qarawiyyin, reconocida entre los estudiosos árabes como la más antigua universidad del mundo, al ser la única institución de este tipo que perpetúa su noble misión de enseñar sin haber sufrido las crisis y las adversidades que padecieron las mezquitas de Zaitouna, al-Azhar o el colegio al-Mostansiraiti. Durante siglos, al-Qarawiyyin permanecerá ajena a las adversidades que desvastaron a las metrópolis de oriente como Bagdad, Damasco y El Cairo, alterando profundamente sus estructuras. De este modo entre sus muros se encierra intacta su personalidad y fisonomía hasta nuestros días, destacando sobre todo por sus elementos arquitectónicos que se remontan a la época de los Idrisidas, a los tiempos de los antagonismos entre Fatimíes Roman y Omeyas así como a la dinastías de los Zenatas, de los Almorávides, de los Almohades, de los Merinidas (Benimerines), de los Uattasidas, de los Saadíes y de los Alauitas. Todas estas dinastías han ido dejando una impronta memorable de sus presencia pero, a su vez, han debido a la institución convenientes atenciones: para unos fue el sostén que consagró su autoridad, a algunos señaló la senda de la razón, a otros les dio los argumentos para esta o aquella apropiada decisión.
Al-Qarawiyyin conoció una prosperidad tal que sus recursos tanto en bienes inmuebles como en tierras fértiles y en ricas plantaciones, rivalizaron con los rentas del Estado mismo, y así éste en numerosas ocasiones ha recurrido al tesoro Wakfs (bienes inalienables)(1) consagrados a esta institución con el fin de sufragar los gastos públicos o de cubrir un déficit. Hay que aclarar que estos bienes constituidos en waqfs no era aceptados sino después de minuciosas comprobaciones destinadas a establecer su adecuada procedencia, la legitimidad de los derechos de los constituyentes (donantes), convirtiéndose en un principio intangible adoptado en favor de al-Qarawiyyin desde su fundación. Tan grande era la confianza que las gentes depositaron en ella, que fue utilizada por los acaudalados del lugar como banco, cuando querían poner a buen recaudo sus bienes más preciados.
Por otra parte, es necesario señalar que de todas las mezquitas del mundo musulmán, al-Qarawiyyin posee el minarete más antiguo. Sólidamente conservado hasta nuestros días, conforme al plan arquitectónico establecido hace once siglos, este minarete sirve de guía a los otros ochocientos repartidos por la ciudad, a los que indica la señal de la plegaria. Este monumento y la cámara colindante han servido sucesivamente de observatorio y han contenido las más antiguas clepsidras(2) (la de Ibn al-Hadddak, la de al-Qarastoum, la de al-Jayi ... ) así como relojes de arena y astrolabios. Hasta tal punto se podía decir que el conjunto constituía un verdadero museo que sabios y astrónomos se dedicaron a organizar, al tiempo que confeccionaban sus propios instrumentos para los estudios y las observaciones astronómicas. Los primeros relojes puestos a punto en Europa hicieron su aparición en este observatorio, lo que testimonia los cuidados especiales que se les prodigaba.
Por lo que se refiere a su minbar(3) pasa por ser el más antiguo y rico que profesores y maestros artesanos hayan construidos con sus propias manos, dictando sus clases al centro del edificio. Ilustres oradores rivalizaron en honor por pronunciar desde este estrado su sermón, que sería una sola vez, pues parecida ocasión les procuraba dignidad y celebridad. El minbar de la mezquita al-Qarawiyyin es obra del sultán almorávide Alî ibn Yûsuf (r. 1106-1142), que lo mando construir a un taller cordobés. Según la crónica de al-Jaznâ’î, el mueble es la obra del letrado Abû Yahya al-‘Atad. El minbar está constituido de ocho escalones cuyo acceso está coronado con un arco morisco de cinco lóbulos bordeado por una inscripción cursiva. El respaldo y los derrames llevan una decoración que recuerda la de los minbar de la mezquita de la Kutubiya en Marakesh y la de la mezquita almorávide de Argel. Sobre la cara del respaldo, la ornamentación recurre a unos follajes de donde destaca una decoración vegetal a base de palmetas simétricas cuyos lóbulos inferiores se enrollan, formando volutas, y sirven de base a unos florones. Realizada sobre un fondo realzado con marquetería de la que sólo quedan unas pocas huellas, esta decoración está circunscrita dentro de un arco polilobulado idéntico que recuerda al que corona el primer escalón del púlpito, con claves bicolores donde alternan el ébano y el marfil. Las mochetas llevan follajes puntuados con nudosidades y palmetas. Los derrames combinan, como en los minbar de la Kutubiya y la mezquita de Córdoba, almocárabes en forma de estrella y composiciones vegetales muy finas. Lazos de madera recortada cuya combinación forma estrellas de ocho brazos, dodecágonos, polígonos rectangulares que se terminan por una punta saliente por una parte y entrante por otra y hexágonos alargados, constituyen el dibujo global. Estas formas enmarcan palmetas digitadas esculpidas que respectan una simetría muy rigurosa. Y según H. Terrrasse, este "mueble de Fez nos enseña que el minbar almorávide de Marrakesh no era un precioso accidente, sino una de las obras maestras que resultan de una larga tradición, la de los púlpitos andaluces, tradición fundada a finales del siglo X por el califa al-Hakam en Córdoba"(4).
Históricamente, Al-Qarawiyyin es el único monumento que ha sido alimentado por cinco fuentes destinadas a cubrir en todas las estaciones las necesidades de agua del edificio y de sus dependencias... Pocas canalizaciones han sido tan juiciosamente concebidas, de tal manera que, aún en los períodos de extrema sequía, Era la única mezquita en la que el agua no faltó nunca.
Su célebre biblioteca, constituida por las aportaciones de los Merinidas y por las conocidas bajo el nombre de al-Ahmadiya (del nombre del rey saadi Ahmed al-Mansour), contenía ricos y preciosos manuscritos de todos los géneros, mencionados por los documentos históricos y por las certificaciones de los de waqfs, lo que constituye una valiosa fuente de información sobre las disciplinas enseñadas y sobre las obras estudiadas en las diferentes épocas. La vida intelectual era tan prospera que una subasta de libros manuscritos tenía lugar cada semana en la parte sudeste de la mezquita y que treinta y tres secciones de esta biblioteca se abrieron en cada una de las pequeñas mezquitas que rodeaban a Al-Qarawiyyin.
La mezquita al-Qarawiyyin, reconocida entre los estudiosos árabes como la más antigua universidad del mundo, al ser la única institución de este tipo que perpetúa su noble misión de enseñar sin haber sufrido las crisis y las adversidades que padecieron las mezquitas de Zaitouna, al-Azhar o el colegio al-Mostansiraiti. Durante siglos, al-Qarawiyyin permanecerá ajena a las adversidades que desvastaron a las metrópolis de oriente como Bagdad, Damasco y El Cairo, alterando profundamente sus estructuras. De este modo entre sus muros se encierra intacta su personalidad y fisonomía hasta nuestros días, destacando sobre todo por sus elementos arquitectónicos que se remontan a la época de los Idrisidas, a los tiempos de los antagonismos entre Fatimíes Roman y Omeyas así como a la dinastías de los Zenatas, de los Almorávides, de los Almohades, de los Merinidas (Benimerines), de los Uattasidas, de los Saadíes y de los Alauitas. Todas estas dinastías han ido dejando una impronta memorable de sus presencia pero, a su vez, han debido a la institución convenientes atenciones: para unos fue el sostén que consagró su autoridad, a algunos señaló la senda de la razón, a otros les dio los argumentos para esta o aquella apropiada decisión.
Al-Qarawiyyin conoció una prosperidad tal que sus recursos tanto en bienes inmuebles como en tierras fértiles y en ricas plantaciones, rivalizaron con los rentas del Estado mismo, y así éste en numerosas ocasiones ha recurrido al tesoro Wakfs (bienes inalienables)(1) consagrados a esta institución con el fin de sufragar los gastos públicos o de cubrir un déficit. Hay que aclarar que estos bienes constituidos en waqfs no era aceptados sino después de minuciosas comprobaciones destinadas a establecer su adecuada procedencia, la legitimidad de los derechos de los constituyentes (donantes), convirtiéndose en un principio intangible adoptado en favor de al-Qarawiyyin desde su fundación. Tan grande era la confianza que las gentes depositaron en ella, que fue utilizada por los acaudalados del lugar como banco, cuando querían poner a buen recaudo sus bienes más preciados.
Por otra parte, es necesario señalar que de todas las mezquitas del mundo musulmán, al-Qarawiyyin posee el minarete más antiguo. Sólidamente conservado hasta nuestros días, conforme al plan arquitectónico establecido hace once siglos, este minarete sirve de guía a los otros ochocientos repartidos por la ciudad, a los que indica la señal de la plegaria. Este monumento y la cámara colindante han servido sucesivamente de observatorio y han contenido las más antiguas clepsidras(2) (la de Ibn al-Hadddak, la de al-Qarastoum, la de al-Jayi ... ) así como relojes de arena y astrolabios. Hasta tal punto se podía decir que el conjunto constituía un verdadero museo que sabios y astrónomos se dedicaron a organizar, al tiempo que confeccionaban sus propios instrumentos para los estudios y las observaciones astronómicas. Los primeros relojes puestos a punto en Europa hicieron su aparición en este observatorio, lo que testimonia los cuidados especiales que se les prodigaba.
Por lo que se refiere a su minbar(3) pasa por ser el más antiguo y rico que profesores y maestros artesanos hayan construidos con sus propias manos, dictando sus clases al centro del edificio. Ilustres oradores rivalizaron en honor por pronunciar desde este estrado su sermón, que sería una sola vez, pues parecida ocasión les procuraba dignidad y celebridad. El minbar de la mezquita al-Qarawiyyin es obra del sultán almorávide Alî ibn Yûsuf (r. 1106-1142), que lo mando construir a un taller cordobés. Según la crónica de al-Jaznâ’î, el mueble es la obra del letrado Abû Yahya al-‘Atad. El minbar está constituido de ocho escalones cuyo acceso está coronado con un arco morisco de cinco lóbulos bordeado por una inscripción cursiva. El respaldo y los derrames llevan una decoración que recuerda la de los minbar de la mezquita de la Kutubiya en Marakesh y la de la mezquita almorávide de Argel. Sobre la cara del respaldo, la ornamentación recurre a unos follajes de donde destaca una decoración vegetal a base de palmetas simétricas cuyos lóbulos inferiores se enrollan, formando volutas, y sirven de base a unos florones. Realizada sobre un fondo realzado con marquetería de la que sólo quedan unas pocas huellas, esta decoración está circunscrita dentro de un arco polilobulado idéntico que recuerda al que corona el primer escalón del púlpito, con claves bicolores donde alternan el ébano y el marfil. Las mochetas llevan follajes puntuados con nudosidades y palmetas. Los derrames combinan, como en los minbar de la Kutubiya y la mezquita de Córdoba, almocárabes en forma de estrella y composiciones vegetales muy finas. Lazos de madera recortada cuya combinación forma estrellas de ocho brazos, dodecágonos, polígonos rectangulares que se terminan por una punta saliente por una parte y entrante por otra y hexágonos alargados, constituyen el dibujo global. Estas formas enmarcan palmetas digitadas esculpidas que respectan una simetría muy rigurosa. Y según H. Terrrasse, este "mueble de Fez nos enseña que el minbar almorávide de Marrakesh no era un precioso accidente, sino una de las obras maestras que resultan de una larga tradición, la de los púlpitos andaluces, tradición fundada a finales del siglo X por el califa al-Hakam en Córdoba"(4).
Minbar de Al-Qarawiyyin |
Su célebre biblioteca, constituida por las aportaciones de los Merinidas y por las conocidas bajo el nombre de al-Ahmadiya (del nombre del rey saadi Ahmed al-Mansour), contenía ricos y preciosos manuscritos de todos los géneros, mencionados por los documentos históricos y por las certificaciones de los de waqfs, lo que constituye una valiosa fuente de información sobre las disciplinas enseñadas y sobre las obras estudiadas en las diferentes épocas. La vida intelectual era tan prospera que una subasta de libros manuscritos tenía lugar cada semana en la parte sudeste de la mezquita y que treinta y tres secciones de esta biblioteca se abrieron en cada una de las pequeñas mezquitas que rodeaban a Al-Qarawiyyin.
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(1) Fundación piadosa (N. A.)
(2)Una clepsidra o reloj de agua (del griego, κλέπτειν kleptein, robar; ὕδωρ hudor, agua) es cualquier mecanismo para medir el tiempo mediante el flujo regulado de un líquido hacia o desde un recipiente graduado, dando así dos tipos diferentes de relojes según la dirección del flujo.
(3) Un minbar (árabe: منبر) es un púlpito en las mezquitas donde el imán se para a dar sermones (jutba). El minbar más antiguo del mundo todavía conservado en su lugar de origen se encuentra en la Gran Mezquita de Kairuán o Gran Mezquita de Kairouan (Qayrawan) en Túnez y data del siglo IX.
(4) Terrase, H. (1968): La mosquée al-Qaraouiyin à Fes. Paris:
(1) Fundación piadosa (N. A.)
(2)Una clepsidra o reloj de agua (del griego, κλέπτειν kleptein, robar; ὕδωρ hudor, agua) es cualquier mecanismo para medir el tiempo mediante el flujo regulado de un líquido hacia o desde un recipiente graduado, dando así dos tipos diferentes de relojes según la dirección del flujo.
(3) Un minbar (árabe: منبر) es un púlpito en las mezquitas donde el imán se para a dar sermones (jutba). El minbar más antiguo del mundo todavía conservado en su lugar de origen se encuentra en la Gran Mezquita de Kairuán o Gran Mezquita de Kairouan (Qayrawan) en Túnez y data del siglo IX.
(4) Terrase, H. (1968): La mosquée al-Qaraouiyin à Fes. Paris:
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