sábado, septiembre 19, 2015

Mitos: Los trabajos de Heracles (III)

6.- Matar a los Pájaros del Estínfalo.
Los Pájaros del Estínfalo eran unas aves que tenían pico, alas y garras de bronce. Poblaban la región y el bosque de alrededor del lago Estínfalo. Euristeo encomedó a Heracles como sexto trabajo que acabara con estos pájaros ya que constituían un auténtico peligro, pues eran carnívoros y en ocasiones atacaban al ganado o a la población, y sus excrementos venenosos arruinaban los cultivos.
Matando a los pájaros de Estínfalo, detalle del Mosaico de los trabajos de Heracles, 
procedente de Liria, (Valencia). Museo Arqueológico Nacional, Madrid, España
Heracles llegó al Estínfalo y se puso a disparar su arco contra las aves, derribando a muchas de ellas. Pero poco a poco se vio impotente ante su misión, puesto que eran demasiadas para sus flechas y su legendaria fuerza no le servía de nada, ya que en el aire no podía atraparlas. Entonces apareció Atenea, le dio un cascabel (una campana o un címbalo, según otras versiones) de bronce y le dijo que lo tocara desde la cima de una colina elevada. Al hacerlo, los pájaros se asustaron de tal modo que emprendieron el vuelo y jamás se los volvió a ver en el lago ni en el bosque. La mayoría huyeron a la isla de Ares, en el mar Negro (donde fueron encontrados por los argonautas), pero algunos de ellos se dirigieron a Micenas. Cuando Heracles regresó a la dicha polis, Euristeo se hallaba en su refugio, ya que varios de los pájaros del Estínfalo revoloteaban alrededor de su palacio. Al ver esto, Heracles sonó su cascabel y las aves se alejaron de allí.
Alberto Durero: Hércules y los pájaros de Estínfalo, 1500
7.- Capturar al Toro de Creta.
El Toro de Creta fue el toro que Poseidón hizo salir del mar cuando el rey Minos prometió ofrecer un sacrificio al dios; pero Minos lo encontró tan hermoso que lo incorporó a sus rebaños como semental en vez de sacrificarlo. Poseidón, enfurecido, hizo que la reina Pasífae se enamorara del animal y concibiera con él un hijo, Minotauro, tras lo cual hizo enloquecer al toro, convirtiéndolo en un terrible animal salvaje que echaba fuego por las narices.
Autor desconocido: Hércules y el toro de Creta, finales del siglo XVI
Heracles se presentó ante Minos, que le autorizó para capturar al toro (si podía), puesto que éste estaba causando estragos en Creta. Heracles consiguió subir al lomo del animal y conducirlo hasta Micenas a través del mar Egeo. Euristeo, al ver al hermoso toro, lo quiso ofrecer a Hera, pero ésta lo rechazó al ver la ferocidad del animal, por lo que se lo dejó en libertad.
El toro atravesó la Argólide y cruzó el istmo de Corinto, causando estragos allá por donde pasaba, hasta que Teseo logró matarlo en la llanura de Maratón, próxima a Atenas, la ciudad de la que era héroe.
Heracles y el toro de Creta,  detalle de un lécito ático de figuras negras, 
ca. 480–470 BC. encontrado en Atena.Museo del Louvre, París, Francia
8.- Robar las Yeguas de Diomedes.
Las Yeguas de Diomedes eran cuatro animales carnívoros (veinte, según otras versiones) que el gigante Diomedes tenía encadenados, alimentándolos con la carne de sus inocentes huéspedes.
Heracles y las Yeguas de Diomedes. Detalle del mosaico romano de Los doce trabajos de Hércules, Liria (Valencia). Museo Arqueológico Nacional, Madrid, España
Heracles partió con un grupo de voluntarios consiguiendo arrebatar las yeguas a su dueño, el cual fue con su ejército tras los ladrones. Heracles envió a su amigo y amante Abdero a la custodia de las yeguas mientras él y sus hombres hacían frente a Diomedes y los suyos. Pero mientras Abdero apartaba de la lucha el carro al que estaban atadas, las yeguas se soltaron y lo devoraron. Heracles y sus hombres vencieron al ejército enemigo, y el héroe mató a Diomedes arrojándolo a sus propias yeguas, que lo devoraron sin compasión. Los pocos adversarios que quedaban en pie huyeron aterrados al ver cómo los sanguinarios animales daban buena cuenta de su líder. Al terminar de comérselo, las yeguas se volvieron inexplicablemente mansas, y Heracles las pudo atar de nuevo al carro del fallecido Diomedes y llevárselas a Micenas, donde fueron entregadas a Euristeo, que se las regaló a Hera. Se dice que murieron en el Monte Olimpo, devoradas por las fieras y las alimañas. Según la tradición, Bucéfalo, el caballo de Alejandro Magno, descendía de una de estas yeguas.
Charles Le Brun: Heracles matando a Diomedes, siglo XVII
En honor a su amigo y amante Abdero, devorado por las yeguas mientras luchaba a su lado, Heracles fundó junto a su tumba la ciudad de Abdera, donde como último homenaje, instauró los Juegos Olímpicos. Cuenta la leyenda que en la primera edición no hubo carreras de carros, puesto que ésta fue la causa de la muerte de Abdero.
9.- Robar el cinturón de Hipólita.
Admete, la hija de Euristeo, fue la que dispuso el noveno trabajo de Heracles, que consistía en robar el cinturón mágico de la reina amazona Hipólita, a la cual se lo había regalado su padre, Ares.
Existen dos versiones de este trabajo:
Heracles lucha contra las amazonas, ánfora ática de figuras negras
530–520 a. C. Museo del Louvre, París, Francia
Versión primera
Hipólita, al enterarse de los motivos de la llegada de Heracles, le prometió darle el cinturón, pero Hera, disfrazada de amazona, propagó el rumor de que Heracles y sus acompañantes habían raptado a la reina, por lo que las amazonas atacaron la nave de Heracles. Este pensó que la promesa de Hipólita había sido un engaño, combatió contra las amazonas, mató a Hipólita y le quitó el cinturón.
Liebig: Heracles y el cinturón de Hipolita, 1927
Versión segunda:
Heracles secuestra a Melanipa, una de las hermanas de Hipólita, y exige el cinturón como rescate. La reina amazona se lo acaba dando y el héroe libera a su hermana. Mientras tanto, Teseo secuestra a Antíope, otra hermana de Hipólita, y trata de huir con ella junto a Heracles. Hera, la eterna enemiga del héroe, informa a las amazonas del secuestro de Antíope, con fin de que ataquen a Teseo, y lo más placentero para ello, a Heracles. Así sucede, pero ambos logran huir, y se llevan a Antíope, con la cual Teseo acaba casándose (muchas versiones le atribuyen a ella la maternidad de Hipólito, el hijo de Teseo e Hipólita; incluso hay algunas versiones que ponen como madre a Melanipa). Las amazonas tratan de recuperarla sin éxito atacando Atenas (según algunas versiones, Antíope muere en el ataque).
Antes de huir, Heracles mata a Hipólita y se lleva su hacha, la cual regalaría a su futura mujer Ónfale, que la guarda en las regalías de los reyes lidios. También Zeus empuña esta arma en una de sus representaciones estatuarias.
(cont.)

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