El dios Hades era el olímpico hermano de Zeus y Poseidón, y, gobernaba los infiernos, que los griegos llamaban también el reino de Hades.
Busto de Hades. Copia romana en mármol de un original griego del siglo V a. C. el manto oscuro es un añadido moderno. Museo Nacional Romano, Palazzo Altemps, Roma, Italia |
Los griegos creían que los infiernos estaban en el centro de la tierra. El reino de Hades era famoso porque llevaba a dos regiones oscuras el Tártaro y el Érebo, donde las almas eran enviadas para ser castigadas. El Tátaro es un profundo abismo usado como una mazmorra de sufrimiento y una prisión para los titanes. Se encontraba bajo el inframundo, tan profundo a este como Gea (tierra) y Ponto (mar) lo eran a Urano (cielo). Los dioses lo empleaban para deshacerse de sus enemigos. De acuerdo a algunas leyendas posteriores, Érebo era parte del Hades, el inframundo, e incluso a veces se usaba como sinónimo. Él era el lugar por donde los muertos tenían que pasar inmediatamente después de fallecer. Después Caronte los porteaba cruzando el río Aqueronte, y entraban al Tártaro, el verdadero inframundo.
Hades con Cerbero Museo de Arqueología de Creta |
Cuando Hades dejaba los infiernos para visitar la tierra, a veces le abrumaban la lujuria que sentía por algunas desgraciadas ninfas. Afortunadamente su esposa Perséfone normalmente evitaba que obtuviera lo que deseaba. Hades persiguió a la ninfa Mente, asociada con el río Cocito, y la habría poseído de no ser porque Perséfone la transformó en una planta llamada menta. De forma similar, la ninfa Leuce, a quien también había violado, fue metamorfoseada por Hades en un álamo blanco tras su muerte.
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