La tarde equivocada
se vistió de frío.
D etrás de los cristales,
turbios, todos los niños,
ven convertirse en pájaros
un árbol amarillo.
La tarde está tendida
a lo largo del río.
Y un rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.
Federico García Lorca: Canciones para niños. Canciones.
OBRAS COMPLETAS I. Madrid:
Editorial Aguilar, 1978. Col. Obras eternas.
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