Hija de Cronos y Rea, Deméter es la diosa griega de la agricultura (en la mitología romana se le asimiló a Ceres), nutricia pura de la tierra verde y joven, ciclo vivificador de la vida y la muerte, y protectora del matrimonio y la ley sagrada. Solo tenía una hija, Perséfone (su igual entre entre los romanos fue Proserpina), de la cual se dice que nación de un romance con Zeus. La bella Perséfone no pensaba en el amor o el matrimonio, ya que estaba demasiado ocupada ayudando a su madre a recoger las cosechas cada año.
Busto de Deméter, siglo IV a. C. Mármol, copia romana de un original griego. Museo Nazionale Romano-Palazzo Altemps, Roma, Italia |
Se la veneraba como la «portadora de las estaciones» en un himno homérico, un sutil signo de que era adorada mucho antes de la llegada de los olímpicos. El himno homérico a Deméter ha sido datado sobre el siglo VII a. C. Junto a su hija Perséfone eran los personajes centrales de los misterios eleusinos que también precedieron al panteón olímpico.
Pero sucedió que Hades, el dios del infierno, se enamoró de Perséfone y quiso llevársela a los infiernos con él, entonces el orden natural de las cosas se vio alterado. El dios sabía que si le pedía permiso a Deméter se lo negaría, porque la diosa de la tierra necesitaba que su hija le ayudara a hacer fértiles las plantas.
Dante Gabriel Rossetti: Prosepina , 1874. Óleo sobre lienzo. Tate Britain, Londres, Reino Unido |
Un día, Hades esperó hasta que Perséfone estuviera sola recogiendo flores y abrió un agujero en la tierra delante de ella. Hades consiguió salir del agujero y atrapó a la asombrada Perséfone para llevársela a los infiernos.
Bernini: El rapto de Proserpina, 1621-1622. Mármol. Galleria Borghese, Villa Borghese, Roma, Italia |
Cuando supo que su hija había desaparecido, Deméter se afligió. Habiendo tomado la forma de una mujer anciana llamada Doso, buscó a Perséfone por todo el mundo hasta que llegó a Eleusis, donde exhausta descansó sobre un bloque de piedra que desde entonces se conoció como la Piedra sin Alegría.
Pedro Pablo Rubens: El rapto de Proserpina, 1636-1637. Óleo sobre lienzo. Museo Nacional del Prado, Madrid, España |
Como la atención de Deméter estaba en otro lugar, no se pudieron recoger las cosechas, y todas las plantas de la tierra empezaron a secarse y morir. Zeus se dio cuenta que si las cosas seguían de aquella forma, la tierra y sus habitantes pronto morirían, pero Hades no quería entregar a Perséfone, por lo que Zeus se comprometió a que Perséfone pasara la mitad del año en la tierra (el origen de la primavera), ayudando a su madre a cultivar y recoger las plantas, y la otra mitad en los infiernos con Hades, lo que provocaría que en la tierra hubiera invierno, una muerte temporal.
El templo de Eleusis
La diosa Deméter fundó un templo para su hija Perséfone en Eleusis, cerca de Atenas, que se convirtió en el centro de un culto religiosos ideado para unir a toda la raza humana. Culaquier hablante de griego, hombre o mujer, libre o esclavo, se podía iniciar en los misterios de Eleusis. Estos ritos tenían lugar en otoño y celebraban el nacimiento del milagrosos hijo de Perséfone en los infiernos, Brimos, el Fuerte.
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