viernes, septiembre 04, 2015

Poema: Jorge Manrique

Las Coplas por la muerte de su padre, también citadas como Coplas a la muerte del maestro don Rodrigo o, simplemente, Las coplas de Jorge Manrique, son una elegía escrita por Jorge Manrique por la muerte de su padre, el Maestre de Santiago don Rodrigo Manrique. Escritas, al menos una parte, con posterioridad al 11 de noviembre de 1476, fecha de la muerte de don Rodrigo Manrique, constituye una de las obras capitales de la literatura lírica española.
Reproducción de la primera página de las Coplas de Jorge Manrique.
Biblioteca Nacional, Madrid, España
Esta obra, constituida por cuarenta coplas dobles de pie quebrado, pertenece al género poético de la elegía funeral medieval o planto y es una reflexión sobre brevedad de la vida, la fama, la fortuna y la muerte con resignación cristiana. Se inspira en los precedentes clásicos y medievales del género y en el Eclesiastés, pero también contiene alusiones a la entonces historia reciente de Castilla e incluso a sucesos en los que pudo estar presente el propio autor.

Fragmento:

Recuerde el alma dormida 

Recuerde el alma dormida, 
avive el seso y despierte 
contemplando 
cómo se pasa la vida, 
cómo se viene la muerte 
tan callando, 
cuán presto se va el placer, 
cómo, después de acordado, 
da dolor; 
cómo, a nuestro parecer, 
cualquiera tiempo pasado 
fue mejor. 

II 
Pues si vemos lo presente 

Pues si vemos lo presente 
cómo en un punto se es ido 
y acabado, 
si juzgamos sabiamente, 
daremos lo no venido 
por pasado. 
No se engañe nadie, no, 
pensando que ha de durar 
lo que espera 
mas que duró lo que vio, 
pues que todo ha de pasar 
por tal manera. 

III 
Nuestras vidas son los ríos 

Nuestras vidas son los ríos 
que van a dar en la mar, 
que es el morir, 
allí van los señoríos 
derechos a se acabar 
y consumir; 
allí los ríos caudales, 
allí los otros medianos 
y más chicos, 
y llegados, son iguales 
los que viven por sus manos 
y los ricos.

IV 
Invocación 
Dejo las invocaciones 

Dejo las invocaciones 
de los famosos poetas 
y oradores; 
no curo de sus ficciones, 
que traen yerbas secretas 
sus sabores; 
aquel sólo invoco yo 
de verdad, 
que en este mundo viviendo 
el mundo no conoció 
su deidad. 

Este mundo es el camino 

Este mundo es el camino 
para el otro, que es morada 
sin pesar; 
mas cumple tener buen tino 
para andar esta jornada 
sin errar. 
Partimos cuando nacemos 
andamos mientras vivimos, 
y llegamos 
al tiempo que fenecemos; 
así que cuando morimos 
descansamos.

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