Aracne (hija de Idmón de Colofó, un tintorero que teñía la lana con púrpura de Tiro), era una joven que se hizo famosa por haberse convertido en la tejedora y bordadora más habilidosa de la región. La gente decía que debía haberlo aprendido de Atenea, diosa de las tejedoras y bordadoras, pero la joven insistía en que no lo había aprendido de nadie, que sabía bordar y tejer por si misma.
Velázquez: La fabula de Aracne o Las hilandera, 1644-1648. Óleo sobre lienzo. Museo Nacional del Prado, Madrid, España |
Cuando Atenea supo de la presunción de Aracne se disfrazó de anciana y le sugirió a Aracne que fuera más modesta. Esta, la reprendió con insultos, y entonces Atenea se manifestó como diosa y desafió a Aracne a una competición de bordadoras.
Atenea creó un retrato de los dioses del Olimpo y sus victorias sobre los mortales. Aracne, uno de los amores de los dioses, Atenea vio que el bordado de Aracne era tan bueno como el suyo y, furiosa la golpeó con su lanzadera y desgarró el bordado.
Paolo Vernose: Aracne o la dialéctica, 1520. Fresco. Palazzo Ducale, Venecia, Italia. |
Desesperada por el trato de la diosa, Aracne decidió ahorcarse, pero en el último momento la diosa se apiadó y convirtió a Aracne en una araña que tejió de forma muy hermosa eternamente.
Gustave Doré: Aracne. Ilustración para el Purgatorio de la Divina Comedia de Dante, edición de 1861 |
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