sábado, febrero 28, 2015

Libros: El viaje de Pipo

El viaje de Pipo

Satoe Tone
Ediciones SM
2014
40 págs.
Premio Internacional de Ilustración de Bolonia
A Pipo le cuesta quedarse dormido, pero, una noche conoce a una ovejita que tiene el poder de viajar a través de los sueños. Juntos emprenden un viaje emocionante a través de todos los sueños posibles. Cada sueño es un escenario diferente y una nueva estación. Los vivos colores de las ilustraciones resaltan la fuerte presencia de la naturaleza y el clima. La consecución de las estaciones, siempre igual, cíclica y continua, genera una sensación de seguridad: después del brillo y el ardor de verano, el otoño trae frescura y recogimiento; después del gélido invierno, regresa la primavera llena de promesas.
Cuento, ideado e ilustrado por Satoe Tone, ilustradora japonesa ganadora del Premio Internacional de Ilustración Feria de Bolonia-Fundación SM 2013.

jueves, febrero 26, 2015

Historia de la educación: Manuales escolares europeos y latinoamericanos (I)

Biblioteca: El país de las pieles

El país de las pieles

Julio Verne
Editorial Molino
Barcelona
1960
271 págs.
Ilustraciones de R. Riera Rojas.
La Compañía Comercial de la Bahía de Hudson organiza un viaje al norte del Canadá con destino al Cabo Bathurst, en el Océano Ártico. La expedición es dirigida por el Teniente Jasper Hobson, y lleva con ella a la distingida señorita Paulina Barnett. En el último momento, se une a la expedición el astrónomo Thomas Black, enviado para ser el observador más boreal del eclipse del siguiente año. Después de un largo recorrido, todo parece marchar bien para la expedición cuando aumenta la actividad volcánica y tiene lugar un fuerte terremoto.
El país de las pieles es una novela del escritor francés Jules Verne aparecida por entregas en la Magazín de educación y recreo (Magasin d’Education et de Récréation) desde el 20 de septiembre de 1872 (volumen 16, número 186) hasta el 15 de diciembre de 1873 (volumen 18, número 216), y como libro en un volumen doble el 13 de noviembre de ese último año.
Perteneciente a la serie Viajes Extraordinarios.

Biblioteca: Las historias de Cabidoulin

Las historias de Cabidoulin

Julio Verne
Editorial Molino
Barcelona
1960
157 págs.
Traducción A. Fuentes
Cubierta de J. Serrabona
Ilustraciones de Alejandro Coll
Jean-Marie Cabidoulin no es un tonelero al uso, ni mucho menos: es mucho más que eso. Acostumbrado a navegar por los siete mares, ha visto y ha oído muchas cosas que otros ni siquiera podrían llegar a imaginar, como por ejemplo la historia de esa serpiente gigante que cruza los océanos de todo el globo destrozando cualquier embarcación que encuentre a su paso, y que amenaza, dice él, con malograr la última campaña del buque ballenero en el que se ha enrolado.
Título original, Las historias de Jean-Marie Cabidoulin (Les Histoires de Jean-Marie Cabidoulin) es una novela del escritor francés Jules Verne publicada en la Magazine de educación y recreo (Magasin d’Education et de Récréation) desde el 1 de julio hasta el 15 de diciembre de 1901, y como libro en un volumen doble junto a El pueblo aéreo el 21 de noviembre de ese mismo año. Verne se adentra en el mundo de la psicosis colectiva que provocan las antiguas leyendas cuando el marinero Jean-Marie Cabidoulin aterra a la tripulación del ballenero Saint Enoch utilizando la de una serpiente marina gigante.
Pertenece también a la serie Viajes Extraordinarios

miércoles, febrero 25, 2015

Madrid: Congreso

El Real Patronato sobre Discapacidad, a través del Centro de Normalización Lingüística de la Lengua de Signos Española (CNLSE), tiene previsto organizar el Congreso CNLSE de la Lengua de Signos Española durante los próximos días 24 y 25 de septiembre de este año en Madrid, coincidiendo con la celebración del Día Europeo de las Lenguas.
Se plantea este congreso como un punto de encuentro para reflexionar y debatir aspectos referidos a la lengua de signos española, y está dirigido a investigadores, profesores, expertos, intérpretes, familias, estudiantes y, en general, a todas aquellas personas interesadas en la lengua de signos española.
El congreso, que ofrecerá ponencias, comunicaciones y mesas redondas, está organizado en torno a tres líneas temáticas: Lingüística, Traducción e Interpretación y, por último, Cultura y Comunidad. Asimismo, se invitará a las personas interesadas a remitir contribuciones relacionadas con las líneas temáticas del Congreso.
El Centro de Normalización Lingüística de la Lengua de Signos Española (CNLSE), es un organismo de titularidad pública, integrado en el Real Patronato sobre Discapacidad, cuya misión es trabajar por la normalización de la lengua de signos española, actuando como un espacio de referencia que vele por su buen uso y contribuya a garantizar los derechos lingüísticos de las personas usuarias de esta lengua.

Libros: Virginia Woolf. La vida por escrito

Virginia Woolf es una autora fundamental de la literatura del siglo XX. Y es también una mujer con una personalidad enigmática que sigue cautivando a lectores de todo el mundo.
Taurus publica Virginia Woolf. La vida por escrito, un libro de Irene Chikiar Bauer que supone una de las investigaciones más rigurosas sobre la célebre escritora.
Tras la muerte de su padre, en 1904, se produce un antes y un después en la vida de Woolf, que se refugió más que nunca en la literatura, encontrando en ella un modo de purgar sus demonios interiores, tan presentes en el ensayo Un cuarto propio, referente ineludible de los estudios de teoría feminista.
Virginia Woolf. La vida por escrito ofrece una completa visión de esta fascinante autora, colocando al lector como un espectador en el teatro y permitiéndole asistir al devenir de la escritora tanto en su plano íntimo y privado como público y literario, ambos entrelazados con los grandes acontecimientos políticos y sociales que tanto determinaron la vida de Virginia Woolf.

Libros: El efecto Hitler: Una breve historia de la Segunda Guerra Mundial

El efecto Hitler: Una breve historia de la Segunda Guerra Mundial

Juan Pablo Fusi
Espasa
Barcelona 
2015 
296 págs.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue, por muchos conceptos, una guerra total, la más amplia y destructiva de todas las que se han producido en la Historia. El conflicto, que comenzó el 1 de septiembre de 1939 con el ataque alemán contra Polonia, afectó a casi toda Europa, y también a Asia, África y América, con cuatro escenarios fundamentales: Europa occidental, el Mediterráneo, Rusia y el Pacífico. Murieron cerca de sesenta millones de personas, entre ellas, exterminados de forma calculada y sistemática, seis millones de judíos, el mayor crimen colectivo de la Humanidad.
Y Hitler fue, en gran medida, el principal responsable, la causa efectiva de la guerra. Creyó siempre en todo lo que dijo y escribió: la necesidad de revisar la Europa creada en 1919, devolver a Alemania su poderío, crear un nuevo orden mundial bajo dominio de los pueblos germánicos, la determinación de exterminar al pueblo judío... Eso es lo que quiso imponer al mundo desde septiembre de 1939. De ahí se derivó todo lo demás: un conflicto de envergadura, dimensiones y significación moral excepcionales, cuya memoria gravitará para siempre sobre la conciencia del Hombre.
Juan Pablo Fusi ofrece en El efecto Hitler una visión breve, precisa y esencial de la Segunda Guerra Mundial que permite conocer el conflicto en su conjunto y analiza la verdad última de los acontecimientos.
Juan Pablo Fusi (San Sebastián, 1945) es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid. Se formó en Oxford, donde dirigió, entre 1976 y 1980, el Centro de Estudios Ibéricos del St. Antony’s College de esa universidad. Entre 1986 y 1991 fue director de la Biblioteca Nacional (Madrid) y entre 2001 y 2006, director académico del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset y de la Fundación Ortega y Gasset. Ha publicado, entre otros libros, Identidades proscritas. El no nacionalismo en las sociedades nacionalistasEl espejo del tiempo. La historia y el arte de España (con Francisco Calvo Serraller); Historia mínima de España o Breve historia del mundo contemporáneo. Posee el Premio Espejo de España, el Premio Montaigne europeo de ensayo y el Premio Julián Marías de la Comunidad de Madrid.

2015, quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús (XV)

Del Libro de su vida:
CAPÍTULO 13
Prosigue en este primer estado y pone avisos para algunas tentaciones que el demonio suele poner algunas veces. -Da avisos para ellas. -Es muy provechoso.
1. Hame parecido decir algunas tentaciones que he visto que se tienen a los principios, y algunas tenido yo, y dar algunos avisos de cosas que me parecen necesarias.
Pues procúrese a los principios andar con alegría y libertad, que hay algunas personas que parece se les ha de ir la devoción si se descuidan un poco. Bien es andar con temor de sí para no se fiar poco ni mucho de ponerse en ocasión donde suele ofender a Dios, que esto es muy necesario hasta estar ya muy enteros en la virtud; y no hay muchos que lo puedan estar tanto, que en ocasiones aparejadas a su natural se puedan descuidar, que siempre, mientras vivimos, aun por humildad, es bien conocer nuestra miserable naturaleza. Mas hay muchas cosas adonde se sufre, como he dicho, tomar recreación aun para tornar a la oración más fuertes. En todo es menester discreción.
2. Tener gran confianza, porque conviene mucho no apocar los deseos, sino creer de Dios que, si nos esforzamos, poco a poco, aunque no sea luego, podremos llegar a lo que muchos santos con su favor; que si ellos nunca se determinaran a desearlo y poco a poco a ponerlo por obra, no subieran a tan alto estado. Quiere Su Majestad y es amigo de ánimas animosas, como vayan con humildad y ninguna confianza de sí. Y no he visto a ninguna de creer de Dios que, si nos esforzamos, poco a poco, aunque no sea luego, podremos llegar a lo que muchos santos con su favor; que si ellos nunca se determinaran a desearlo y poco a poco a ponerlo por obra, no subieran a tan alto estado. Quiere Su Majestad y es amigo de ánimas animosas, como vayan con humildad y ninguna confianza de sí. Y no he visto a ninguna de éstas que quede baja en este camino; ni ninguna alma cobarde, con amparo de humildad, que en muchos años ande lo que estotros en muy pocos. Espántame lo mucho que hace en este camino animarse a grandes cosas; aunque luego no tenga fuerzas el alma, da un vuelo y llega a mucho, aunque -como avecita que tiene pelo malo- cansa y queda.
Santa Teresa en una copia de un
original de Fray Juan de la Miseria.
3. Otro tiempo traía yo delante muchas veces lo que dice San Pablo, que todo se puede en Dios. En mí bien entendía no podía nada. Esto me aprovechó mucho, y lo que dice San Agustín: Dame, Señor, lo que me mandas, y manda lo que quisieres. Pensaba muchas veces que no había perdido nada San Pedro en arrojarse en la mar, aunque después temió. Estas primeras determinaciones son gran cosa, aunque en este primer estado es menester irse más deteniendo y atados a la discreción y parecer de maestro; mas han de mirar que sea tal, que no los enseñe a ser sapos, ni que se contente con que se muestre el alma a sólo cazar lagartijas. 
¡Siempre la humildad delante, para entender que no han de venir estas fuerzas de las nuestras!
4. Mas es menester entendamos cómo ha de ser esta humildad, porque creo el demonio hace mucho daño para no ir muy adelante gente que tiene oración, con hacerlos entender mal de la humildad, haciendo que nos parezca soberbia tener grandes deseos y querer imitar a los santos y desear ser mártires. Luego nos dice o hace entender que las cosas de los santos son para admirar, mas no para hacerlas los que somos pecadores. Esto también lo digo yo; mas hemos de mirar cuál es de espantar y cuál de imitar. Porque no sería bien si una persona flaca y enferma se pusiese en muchos ayunos y penitencias ásperas, yéndose a un desierto adonde ni pudiese dormir ni tuviese qué comer, o casas semejantes. Mas pensar que nos podemos esforzar con el favor de Dios a tener un gran desprecio de mundo, un no estimar honra, un no estar atado a la hacienda; que tenemos unos corazones tan apretados, que parece nos ha de faltar la tierra en queriéndonos descuidar un poco del cuerpo y dar al espíritu; luego parece ayuda
al recogimiento tener muy bien lo que es menester, porque los cuidados inquietan a la oración.
De esto me pesa a mí, que tengamos tan poca confianza de Dios y tanto amor propio, que nos inquiete ese cuidado. Y es así que adonde está tan poco medrado el espíritu como esto, unas naderías nos dan tan gran trabajo como a otros cosas grandes y de mucho tomo. ¡Y en nuestro seso presumimos de espirituales!
5. Paréceme ahora a mí esta manera de caminar un querer concertar cuerpo y alma para no perder acá el descanso y gozar allá de Dios. Y así será ello si se anda en justicia y vamos asidos a virtud. Mas es paso de gallina. Nunca con él se llegará a la libertad de espíritu. Manera de proceder muy buena me parece para estado, de casados, que han de ir conforme a su llamamiento; mas para otro estado, en ninguna manera deseo tal manera de aprovechar ni me harán creer es buena, porque la he probado, y siempre me estuviera así si el Señor por su bondad no me enseñara otro atajo.
6. Aunque en esto de deseos siempre los tuve grandes, mas procuraba esto que he dicho: tener oración, mas vivir a mi placer. Creo si hubiera quien me sacara a volar, más me hubiera puesto en que estos deseos fueran con obra. Mas hay -por nuestros pecados tan pocos, tan contados, que no tengan discreción demasiada en este caso, que creo es harta causa para que los que comienzan no vayan más presto a gran perfección. Porque el Señor nunca falta ni queda por El; nosotros somos los faltos y miserables.
7. También se pueden imitar los santos en procurar soledad y silencio y otras muchas virtudes, que no nos matarán estos negros cuerpos que tan concertadamente se quieren llevar para desconcertar el alma, y el demonio ayuda mucho a hacerlos inhábiles, cuando ve un poco de temor; no quiere él más para hacernos entender que todo nos ha de matar y quitar la salud; hasta tener lágrimas nos hace temer de cegar. He pasado por esto y por eso lo sé; y no sé yo qué mejor vista ni salud podemos desear que perderla por tal causa.
Como soy tan enferma, hasta que me determiné en no hacer caso del cuerpo ni de la salud, siempre estuve atada, sin valer nada; y ahora hago bien poco. Mas como quiso Dios entendiese este ardid del demonio, y como me ponía delante el perder la salud, decía yo: «poco va en que me muera»; si el descanso: «no he ya menester descanso, sino cruz»; así otras cosas. Vi claro que en muy muchas,
aunque yo de hecho soy harto enferma, que era tentación del demonio o flojedad mía; que después que no estoy tan mirada y regalada, tengo mucha más salud.
Así que va mucho a los principios de comenzar oración a no amilanar los pensamientos, y créanme esto, porque lo tengo por experiencia. Y para que escarmienten en mí, aun podría aprovechar decir estas mis faltas. 
8. Otra tentación es luego muy ordinaria, que es desear que todos sean muy espirituales, como comienzan a gustar del sosiego y ganancia que es. El desearlo no es malo; el procurarlo podría ser no bueno, si no hay mucha discreción y disimulación en hacerse de manera que no parezca enseñan; porque quien hubiere de hacer algún provecho en este caso, es menester que tenga las virtudes muy fuertes para que no dé tentación a los otros.
Acaecióme a mí -y por eso lo entiendo- cuando, como he dicho, procuraba que otras tuviesen oración, que, como por una parte me veían hablar grandes cosas del gran bien que era tener oración, y por otra parte me veían con gran pobreza de virtudes, tenerla yo traíalas tentadas y desatinadas; y ¡con harta razón!, que después me lo han venido a decir, porque no sabían cómo se podía compadecer lo uno con lo otro; y era causa de no tener por malo lo que de suyo lo era, por ver que lo hacía yo algunas veces, cuando les parecía algo bien de mí.
9. Y esto hace el demonio, que parece se ayuda de las virtudes que tenemos buenas para autorizar en lo que puede el mal que pretende, que, por poco que sea, cuando es en una comunidad, debe ganar mucho; cuánto más que lo que yo hacía malo era muy mucho. Y así, en muchos años solas tres se aprovecharon de lo que les decía, y después que ya el Señor me había dado más fuerzas en la virtud, se aprovecharon en dos o tres años muchas, como después diré.
Y, sin esto, hay otro gran inconveniente, que es perder el alma; porque lo más que hemos de procurar al principio es sólo tener cuidado de sí sola, y hacer cuenta que no hay en la tierra sino Dios y ella; y esto es lo que le conviene mucho.
10. Da otra tentación (y todas van con un celo de virtud que es menester entenderse y andar con cuidado) de pena de los pecados y faltas que ven en los otros: pone el demonio que es sólo la pena de querer que no ofendan a Dios y pesarle por su honra, y luego querrían remediarlo. Inquieta esto tanto, que impide la oración; y el mayor daño es pensar que es virtud y perfección y gran celo de Dios.
Dejo las penas que dan pecados públicos -si los hubiese en costumbre- de una congregación, o daños de la Iglesia de estas herejías, adonde vemos perder tantas almas; que ésta es muy buena, y como lo es buena, no inquieta. Pues lo seguro será del alma que tuviere oración descuidarse de todo y de todos, y tener cuenta consigo y con contentar a Dios. Esto conviene muy mucho, porque ¡si hubiese de decir los yerros que he visto suceder fiando en la buena intención!....
Pues procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros, y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados. Es una manera de obrar que, aunque luego no se haga con perfección, se viene a ganar una gran virtud, que es tener a todos por mejores que nosotros, y comiénzase a ganar por aquí con el favor de Dios, que es menester en todo y, cuando falta, excusadas son las diligencias, y suplicarle nos dé esta virtud, que con que las hagamos no falta a nadie.
11. Miren también este aviso los que discurren mucho con el entendimiento, sacando muchas cosas de una cosa y muchos conceptos; que de los que no pueden obrar con él, como yo hacía, no hay que avisar, sino que tengan paciencia, hasta que el Señor  les dé en qué se ocupen y luz, pues ellos pueden tan poco por sí, que antes los embaraza su entendimiento que los ayuda.
Pues tornando a los que discurren, digo que no se les vaya todo el tiempo en esto; porque, aunque es muy meritorio, no les parece -como es oración sabrosa- que ha de haber día de domingo, ni rato que no sea trabajar. Luego les parece es perdido el tiempo, y tengo yo por muy ganada esta pérdida; sino que -como he dicho- se representen delante de Cristo, y sin cansancio del entendimiento se estén hablando y regalando con El, sin cansarse en componer
razones, sino presentar necesidades y la razón que tiene para no nos sufrir allí: lo uno un tiempo, y lo otro otro, porque no se canse el alma de comer siempre un manjar. Estos son muy gustosos y provechosos, si el gusto se usa a comer de ellos; traen consigo gran sustentamiento para dar vida al alma, y muchas ganancias.
12. Quiérome declarar más, porque estas cosas de oración todas son dificultosas y, si no se halla maestro, muy malas de entender; y esto hace que, aunque quisiera abreviar y bastaba para el entendimiento bueno de quien me mandó escribir estas cosas de oración sólo tocarlas, mi torpeza no da lugar a decir y dar a entender en pocas palabras cosa que tanto importa declararla bien; que como yo pasé tanto, he lástima a los que comienzan con solos libros, que es cosa extraña cuán diferentemente se entiende de lo que después de experimentado se ve.
Pues tornando a lo que decía, ponémonos a pensar un paso de la Pasión, digamos el de cuando estaba el Señor a la columna: anda el entendimiento buscando las causas que allí da a entender, los dolores grandes y pena que Su Majestad tendría en aquella soledad y otras muchas cosas que, si el entendimiento es obrador, podrá sacar de aquí. ¡Oh que si es letrado!.... Es el modo de oración en que han de comenzar y demediar y acabar todos, y muy excelente y seguro camino, hasta que el Señor los lleve a otras cosas sobrenaturales.
13. Digo «todos», porque hay muchas almas que aprovechan más en otras meditaciones que en la de la sagrada Pasión; que así como hay muchas moradas en el cielo, hay muchos caminos. Algunas personas aprovechan considerándose en el infierno, y otras en el cielo y se afligen en pensar en el infierno, otras en la muerte. Algunas, si son tiernas de corazón, se fatigan mucho de pensar siempre en la Pasión, y se regalan y aprovechan en mirar el
poder y grandeza de Dios en las criaturas y el amor que nos tuvo, que en todas las cosas se representa, y es admirable manera de proceder, no dejando muchas veces la Pasión y vida de Cristo, que es de donde nos ha venido y viene todo el bien.
14. Ha menester aviso el que comienza, para mirar en lo que aprovecha más. Para esto es muy necesario el maestro, si es experimentado; que si no, mucho puede errar y traer un alma sin entenderla ni dejarla a sí misma entender; porque, como sabe que es gran mérito estar sujeta a maestro, no osa salir de lo que le manda. Yo he topado almas acorraladas y afligidas por no tener experiencia quien las enseñaba, que me hacían lástima, y alguna que no sabía ya qué hacer de sí; porque, no entendiendo el espíritu, afligen alma y cuerpo, y estorban el aprovechamiento. Una trató conmigo, que la tenía el maestro atada ocho años había a que no la dejaba salir de propio conocimiento, y teníala ya el Señor en oración de quietud, y así pasaba mucho trabajo.
15. Y aunque esto del conocimiento propio jamás se ha de dejar, ni hay alma, en este camino, tan gigante que no haya menester muchas veces tornar a ser niño y a mamar (y esto jamás se olvide, quizás lo diré más veces, porque importa mucho); porque no hay estado de oración tan subido, que muchas veces no sea necesario tornar al principio, y en esto de los pecados y conocimiento propio, es el pan con que todos los manjares se han de comer, por
delicados que sean, en este camino de oración, y sin este pan no se podrían sustentar; mas hase de comer con tasa, que después que un alma se ve ya rendida y entiende claro no tiene cosa buena de sí y se ve avergonzada delante de tan gran Rey y ve lo poco que le paga lo mucho que le debe, ¿qué necesidad hay de gastar el tiempo aquí?, sino irnos a otras cosas que el Señor pone delante y no es razón las dejemos, que Su Majestad sabe mejor que nosotros de lo que nos conviene comer.
16. Así que importa mucho ser el maestro avisado -digo de buen entendimiento- y que tenga experiencia. Si con esto tiene letras, es grandísimo negocio. Mas si no se pueden hallar estas tres cosas juntas, las dos primeras importan más; porque letrados pueden procurar para comunicarse con ellos cuando tuvieren necesidad.
Digo que a los principios, si no tienen oración, aprovechan poco letras; no digo que no traten con letrados, porque espíritu que no vaya comenzado en verdad yo más le querría sin oración; y es gran cosa letras, porque éstas nos enseñan a los que poco sabemos y nos dan luz y, llegados a verdades de la Sagrada Escritura, hacemos lo que debemos: de devociones a bobas nos libre Dios.
17. Quiérome declarar más, que creo me meto en muchas cosas. Siempre tuve esta falta de no me saber dar a entender -como he dicho- sino a costa de muchas palabras. Comienza una monja a tener oración; si un simple la gobierna y se le antoja, harála entender que es mejor que le obedezca a él que a su superior, y sin malicia suya, sino pensando acierta; porque si no es de religión, parecerle ha es así. Y si es mujer casada, dirála que es mejor, cuando ha de entender en su casa, estarse en oración, aunque descontente a su marido. Así que no sabe ordenar el tiempo ni las cosas para que vayan conforme a verdad. Por faltarle a él la luz, no la da a los otros aunque quiere. Y aunque para esto parece no son menester letras, mi opinión ha sido siempre y será que cualquier cristiano procure tratar con quien las tenga buenas, si puede, y mientras más, mejor; y los que van por camino de oración tienen de esto mayor necesidad, y mientras más espirituales, más.
18. Y no se engañe con decir que letrados sin oración no son para quien la tiene. Yo he tratado hartos, porque de unos años acá lo he más procurado con la mayor necesidad, y siempre fui amiga de ellos, que aunque algunos no tienen experiencia, no aborrecen al espíritu ni le ignoran; porque en la Sagrada Escritura que tratan, siempre hallan la verdad del buen espíritu. Tengo para mí que persona de oración que trate con letrados, si ella no se quiere engañar, no la engañará el demonio con ilusiones, porque creo temen en gran manera las letras humildes y virtuosas, y saben serán descubiertos y saldrán con pérdida.
19. He dicho esto porque hay opiniones de que no son letrados para gente de oración, si no tienen espíritu. Ya dije es menester espiritual maestro; mas si éste no es letrado, gran inconveniente es.  Y será mucha ayuda tratar con ellos, como sean virtuosos. Aunque no tenga espíritu, me aprovechará, y Dios le dará a entender lo que ha de enseñar y aun le hará espiritual para que nos aproveche. Y esto no lo digo sin haberlo probado y acaecídome a mí con más de
dos. Digo que para rendirse un alma del todo a estar sujeta a solo un maestro, que yerra mucho en no procurar que sea tal, si es religioso, pues ha de estar sujeto a su prelado, que por ventura le faltarán todas tres cosas -que no será pequeña cruz- sin que él de su voluntad sujete su entendimiento a quien no le tenga bueno. Al menos esto no lo he yo podido acabar conmigo ni me parece conviene. Pues si es seglar, alabe a Dios que puede escoger a quien ha de estar sujeto, y no pierda esta tan virtuosa libertad; antes esté sin ninguno hasta hallarle, que el Señor se le dará, como vaya fundado todo en humildad y con deseo de acertar. Yo le alabo mucho, y las mujeres y los que no saben letras le habíamos siempre de dar infinitas gracias, porque haya quien con tantos trabajos haya alcanzado la verdad que los ignorantes ignoramos.
20. Espántanme muchas veces letrados, religiosos en especial, con el trabajo que han ganado lo que sin ninguno, más que preguntarlo, me aproveche a mí. ¡Y que haya personas que no quieran aprovecharse de esto! ¡No plega a Dios! Véolos sujetos a los trabajos de la religión, que son grandes, con penitencias y mal comer, sujetos a la obediencia, que algunas veces me es gran confusión, cierto; con esto, mal dormir, todo trabajo, todo cruz. Paréceme sería gran mal que tanto bien ninguno por su culpa lo pierda. Y podrá ser que pensemos algunos que estamos libres de estos trabajos, y nos lo dan guisado, como dicen, y viviendo a nuestro placer, que por tener un poco de más oración nos hemos de aventajar a tantos trabajos.
21. ¡Bendito seáis vos, Señor, que tan inhábil y sin provecho me hicisteis! Mas aláboos muy mucho, porque despertáis a tantos que nos despierten. Había de ser muy continua nuestra oración por estos que nos dan luz. ¿Qué seríamos sin ellos entre tan grandes tempestades como ahora tiene la Iglesia? Si algunos ha habido ruines, más resplandecerán los buenos. Plega al Señor los tenga de su mano y los ayude para que nos ayuden, amén.
22. Mucho he salido de propósito de lo que comencé a decir; mas todo es propósito para los que comienzan, que comiencen camino tan alto de manera que vayan puestos en verdadero camino. Pues tornando a lo que decía de pensar a Cristo a la columna, es bueno discurrir un rato y pensar las penas que allí tuvo y por qué las tuvo y quién es el que las tuvo y el amor con que las pasó. Mas que no se canse siempre en andar a buscar esto, sino que se esté allí con El, acallado el entendimiento. Si pudiere, ocuparle en que mire que le mira, y le acompañe y hable y pida y se humille y regale con El, y acuerde que no merecía estar allí. Cuando pudiere hacer esto, aunque sea al principio de comenzar oración, hallará grande provecho, y hace muchos provechos esta manera de oración; al menos hallóle mi alma.
No sé si acierto a decirlo. Vuestra merced lo verá. Plega al Señor acierte a contentarle siempre, amén.

martes, febrero 24, 2015

Libros: La vida a veces

La vida a veces

Carlos del Amor
S.L.U. Espasa Libros
Barcelona
2013
248 págs.
La vida a veces es sólo una fotografía, una noticia inesperada, un viaje en autobús… La vida a veces se resume en un segundo, o en cuarenta y cinco minutos, o en una palabra, en un color. La vida a veces es lo que sucede de puertas adentro. La vida a veces es muy poco, pero tan intensa... La vida a veces son historias en las que los protagonistas son los detalles, las cosas pequeñas que no aparecen en los grandes titulares de los periódicos. Veinticinco vidas a pie de página: cartas que no llegan, corazones en paro, patitos perdidos, patios de vecinos, vidas sin recuerdos, fotos de sucesos que no ocurrieron, aeropuertos con besos… Con sensibilidad, humor y una mirada muy particular, Carlos del Amor consigue en su primera incursión en la narrativa para que el lector reflexione sobre lo extraordinario de lo cotidiano.
Carlos del Amor (Murcia, 1974) es un periodista español. Su puesto de trabajo actualmente es Jefe Adjunto del Área de Cultura del Telediario de Televisión Española y presentador del programa Tras la 2 emitido en La 2 de Televisión Española.
Su especial manera de enfocar la información en el Telediario le ha convertido en una de las voces más personales, reconocibles y seguidas del panorama periodístico. Colaborador en el programa No es un día cualquiera, de RNE, donde aporta esa mirada diferente sobre la actualidad, ha cubierto los principales festivales de cine del mundo y entrevistado a numerosas personalidades de la cultura.
Asimismo, ha publicado artículos en diferentes revistas, e imparte clases y charlas en numerosas universidades. 
Pero todo lo dicho anteriormente se resume en una frase: es un contador de historias.

Biblioteca: El pueblo aéreo

El pueblo aéreo

Julio Verne
Editorial Molino
Barcelona
1959
157 págs.
Ilustraciones de Alejandro Coll
En el corazón de África, en el bosque de la orilla meridional del río Ubangui, dos exploradores blancos descubren un pueblo ignoto que vive en los árboles. Estos dos héroes, un francés y un estadounidense, llamados Max Huber y John Cort, observan atentamente al pueblo para descubrir si son humanos y tratar de cumplir con su rey. Los exploradores van acompañados de Khamis, nativo que les sirve de guía, y de un niño negro, Llanga, que han recogido durante su viaje al Congo. El viaje fue originalmente destinado a acompañar a Urdax, un comerciante de marfil portugués, y las aventuras del francés, el estadounidense y sus acompañantes comenzarán al regresar de ese viaje.
Hay episodios en los que los personajes se enfrentan sucesivamente con: una manada de elefantes salvajes, dos  rinocerontes y bandas de simios: gorilas y bonobos juntos. En la novela, los bonobos aparecen con el nombre más genérico de "chimpancés", pues en la época se consideraba a las dos especies, el chimpancé común y el bonobo o chimpancé enano, como una sola. En la región en la que transcurren los acontecimientos narrados en la novela, la población es de bonobos, si bien el comportamiento agresivo es más propio del chimpancé común, que, en la zona del río Ubangui, habita en la otra ribera, la septentrional.
El pueblo aéreo (Le village aérien o La grande forêt) es una novela del escritor francés Jules Verne en el Magazine de educación y recreo (Magasin d’Education et de Récréation) desde el 1 de julio hasta el 15 de junio de 1901, y como libro en un solo tomo de dos partes junto a Las historias de Jean Marie Cabidulin el 21 de noviembre de ese mismo año.
En la novela se cuestiona el famoso eslabón perdido entre los simios y los seres humanos, debate que hoy en día ya es un anacronismo desde la publicación de la obra de Darwin. Es una novela muy agradable de leer, muy alegre y con partes de mucha valentía en respuesta a feroces ataques de elefantes y rinocerontes.
Para un lector del siglo XXI, sobre todo si es joven, El pueblo aéreo inevitablemente lleva a pensar en el éxito mundial de películas de cine como El planeta de los simios.

domingo, febrero 22, 2015

El poema: Canto esdrújulo

Canto esdrújulo

En noche lóbrega
Galán incógnito
las calles céntricas
atravesó
y bajo clásica
ventana gótica
sacó su cítara
y así cantó:

-Joven purísima
de rostro angélico
que en tibias sábanas
durmiendo estás
despierta y óyeme
que entre mis cánticos
suspiros prófugos
no han de faltar.

Cuando la sílfide
oyó este cántico
entre sus sábanas
se arrebujó
y dijo: -¡Cáspita!
Cantor romántico
a ese murciélago
no le abro yo.

Pero el gaznápiro
cogió una pértiga
y a un poste eléctrico
se encaramó
mas por pronóstico
que hado malévolo
contra un semáforo
se golpeó.

-Niña esclerótica
y algo diabética
que en sucias sábanas
roncando estás
abre ya el pórtico
porque estoy gélido
y con la pértiga
no salto más.

¡Oh mujer pérfida!
Que venga un médico
me he roto el píloro
y el esternón
tengo las vértebras
en el estómago
ventana gótica
no escalo yo.

La dulce sílfide
que oyó ese cántico
de entre las sábanas
se levantó
y dijo: ¡Córcholis!
Pobre romántico
ventana gótica
le abriré yo.

Málaga: Restaurante El Tres

Menú degustación




sábado, febrero 21, 2015

Libros: El poder de las premoniciones

El poder de las premoniciones. Conocer el futuro puede cambiar nuestra vida

Larry Dossey
Editorial Milenio

Lérida
2015
320 págs.
Una premonición es, literalmente, un preaviso. Es una ojeada al futuro, un sentimiento o un presentimiento de que algo está a punto de ocurrir. Pueden avisarnos de algo desagradable o anunciarnos cosas agradables.
Las premoniciones pueden ser vagas o precisas y dramáticas. Pueden llegar durmiendo o estando despiertos. Podemos ser totalmente conscientes de ellas o tenerlas tan profundamente instaladas en el inconsciente que nos empujan a actuar sin saber por qué.
El profesor Dossey, reconocido por sus colegas norteamericanos como un hombre de absoluta seriedad médica, mantiene que es posible que todo el mundo tenga una habilidad innata para ver lo que nos depara el futuro y que debemos cultivar las premoniciones. Analiza, asimismo, las posibles causas de esta capacidad de percepción, cuál es su finalidad y cómo debemos interpretarla. Explica también qué han opinado sobre la naturaleza de la conciencia las mentes más brillantes de la historia de la ciencia y cómo ha habido, en todas las épocas, un consenso sobre la existencia de las premoniciones.
Larry Dossey, graduado en medicina en la Universidad de Texas, pronto comienza su trabajo de búsqueda e investigación en los campos de la salud y la espiritualidad. Establece las bases de una medicina holística que le vale el reconocimiento de las principales universidades y facultades de medicina de los Estados Unidos. Autor de numerosos libros, sus estudios no han dejado indiferente al mundo científico, que cada vez es más consciente de la estrecha relación entre ciencia y espíritu. Es autor de nueve libros y centenares de artículos, como Tiempo, espacio y medicina, La oración es una buena medicina o El viaje del chamán. En 2013 recibió el prestigioso premio Visionary Award que valoraba su capacidad de integrar la medicina profesional con las nuevas corrientes integrativas de la espiritualidad y la salud.

"Conchas finas" y setas en el Restaurante El Refectorium Catedral (Málaga)


Málaga en febrero (III)



Málaga en febrero (II)










Málaga en febrero (I)














2015, quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús (XIV)

Del Libro de su vida:
CAPÍTULO 12
Prosigue en este primer estado. - Dice hasta dónde podemos llegar con el favor de Dios por nosotros mismos, y el daño que es querer, hasta que el Señor lo haga, subir el espíritu a cosas sobrenaturales.
1. Lo que he pretendido dar a entender en este capítulo pasado -aunque me he divertido mucho en otras cosas por parecerme muy necesarias- es decir hasta lo que podemos nosotros adquirir, y cómo en esta primera devoción podemos nosotros ayudarnos algo.
Porque en pensar y escudriñar lo que el Señor pasó por nosotros, muévenos a compasión, y es sabrosa esta pena y las lágrimas que proceden de aquí. Y de pensar la gloria que esperamos y el amor que el Señor nos tuvo y su resurrección, muévenos a gozo que ni es del todo espiritual ni sensual, sino gozo virtuoso y la pena muy meritoria. De esta manera son todas las cosas que causan devoción adquirida con el entendimiento en parte, aunque no podida merecer ni ganar si no la de Dios. Estále muy bien a un alma que no la ha subido de aquí, no procurar subir ella; y nótese esto mucho, porque no le aprovechará más de perder.
2. Puede en este estado hacer muchos actos para determinarse a hacer mucho
por Dios y despertar el amor, otros para ayudar a crecer las virtudes, conforme a lo que dice un libro llamado Arte de servir a Dios, que es muy bueno y apropiado para los que están en este estado, porque obra el entendimiento. Puede representarse delante de Cristo y acostumbrarse a enamorarse mucho de su sagrada Humanidad y traerle siempre consigo y hablar con El, pedirle para sus necesidades y quejársele de sus trabajos, alegrarse con El en sus contentos y no olvidarle por ellos, sin procurar oraciones compuestas, sino palabras conforme a sus deseos y necesidad.
Es excelente manera de aprovechar y muy en breve; y quien trabajare a traer consigo esta preciosa compañía y se aprovechare mucho de ella y de veras cobrare amor a este Señor a quien tanto debemos, yo le doy por aprovechado.
3. Para esto no se nos ha de dar nada de no tener devoción -como tengo dicho-, sino agradecer al Señor que nos deja andar deseosos de contentarle, aunque sean flacas las obras. Este modo de traer a Cristo con nosotros aprovecha en todos estados, y es un medio segurísimo para ir aprovechando en el primero y llegar en breve al segundo grado de oración, y para los postreros andar seguros de los peligros que el demonio puede poner.
4. Pues esto es lo que podemos. Quien quisiere pasar de aquí y levantar el espíritu a sentir gustos que no se los dan, es perder lo uno y lo otro, a mi parecer, porque es sobrenatural; y perdido el entendimiento, quédase el alma desierta y con mucha sequedad. Y como este edificio todo va fundado en humildad, mientras más llegados a Dios, más adelante ha de ir esta virtud, y si no, va todo perdido. Y parece algún género de soberbia querer nosotros subir a
más, pues Dios hace demasiado, según somos, en allegarnos cerca de Sí. No se ha de entender que digo esto por el subir con el pensamiento a pensar cosas altas del cielo o de Dios y las grandezas que allá hay y su gran sabiduría; porque, aunque yo nunca lo hice (que no tenía habilidad -como he dicho- y me hallaba tan ruin, que aun para pensar cosas de la tierra me hacía Dios merced de que entendiese esta verdad, que no era poco atrevimiento, cuánto más para las del cielo), otras personas se aprovecharán, en especial si tienen letras, que es un gran tesoro para este ejercicio, a mi parecer, si son con humildad. De unos días acá lo he visto por algunos letrados, que ha poco que comenzaron y han aprovechado muy mucho; y esto me hace tener grandes ansias porque muchos fuesen espirituales, como adelante diré.
5. Pues lo que digo «no se suban sin que Dios los suba», es lenguaje de espíritu. Entenderme ha quien tuviere alguna experiencia, que yo no lo sé decir si por aquí no se entiende. En la mística teología que comencé a decir, pierde de obrar el entendimiento, porque le suspende Dios, como después declararé más, si supiere y El me diere para ello su favor. Presumir ni pensar de suspenderle nosotros, es lo que digo no se haga, ni se deje de obrar con él, porque nos quedaremos bobos y fríos, y ni haremos lo uno ni lo otro; que cuando el Señor le suspende y hace parar, dale de qué se espante y se ocupe, y que sin discurrir entienda más en un «credo» que nosotros podemos entender con todas nuestras diligencias de tierra en muchos años. Ocupar las potencias del alma y pensar hacerlas estar quedas, es desatino.
Y torno a decir que, aunque no se entiende, es de no gran humildad; aunque no con culpa, con pena sí, que será trabajo perdido, y queda el alma con un disgustillo como quien va a saltar y la asen por detrás, que ya parece ha empleado su fuerza, y hállase sin efectuar lo que con ella quería hacer; y en la poca ganancia que queda verá quien lo quisiere mirar esto poquillo de falta de humildad que he dicho. Porque esto tiene excelente esta virtud, que no hay obra a quien ella acompañe, que deje el alma disgustada.
Paréceme lo he dado a entender, y por ventura será sola para mí. Abra el Señor los ojos de los que lo leyeren, con la experiencia; que, por poca que sea, luego lo entenderán.
6. Hartos años estuve yo que leía muchas cosas y no entendía nada de ellas; y mucho tiempo que, aunque me lo daba Dios, palabra no sabía decir para darlo a entender, que no me ha costado esto poco trabajo. Cuando Su Majestad quiere, en un punto lo enseña todo, de manera que yo me espanto.
Una cosa puedo decir con verdad: que, aunque hablaba con muchas personas espirituales que querían darme a entender lo que el Señor me daba, para que se lo supiese decir, y es cierto que era tanta mi torpeza, que poco ni mucho me aprovechaba; o quería el Señor, como Su Majestad fue siempre mi maestro (sea por todo bendito, que harta confusión es para mí poder decir esto con verdad), que no tuviese a nadie que agradecer. Y sin querer ni pedirlo (que en esto no he sido nada curiosa -porque fuera virtud serlo- sino en otras vanidades), dármelo Dios en un punto a entender con toda claridad y para saberlo decir, de manera que se espantaban y yo más que mis confesores, porque entendía mejor mi torpeza. Esto ha poco. Y así lo que el Señor no me ha enseñado no lo procuro, si no es lo que toca a mi conciencia.
7. Torno otra vez a avisar que va mucho en «no subir el espíritu si el Señor no le subiere». Qué cosa es, se entiende luego. En especial para mujeres es más malo, que podrá el demonio causar alguna ilusión; aunque tengo por cierto no consiente el Señor dañe a quien con humildad se procura llegar a El, antes sacará más provecho y ganancia por donde el demonio le pensare hacer perder.
Por ser este camino de los primeros más usado, e importan mucho los avisos que he dado, me he alargado tanto. Y habránlos escrito en otras partes muy mejor, yo lo confieso, y que con harta confusión y vergüenza lo he escrito, aunque no tanta como había de tener. 
Sea el Señor bendito por todo, que a una como yo quiere y consiente hable en cosas suyas, tales y tan subidas.