La valoración de la escultura de Ángel Ferrant se ha consolidado en los últimos tiempos gracias a las investigaciones que se han llevado a cabo en torno a su obra. Asimismo, el hecho de que se le hayan dedicado diversas exposiciones antológicas que han permitido entender su aportación a al arte español contemporáneo desde una perspectiva global. Ferrant trabajó en la década de 1930 en el seno de una estética muy afín a la del objeto de funcionamiento simbólico surrealista. Sus realizaciones de aquellos años se basaban en recurrir a la técnica del assemblage para configurar extrañas y asombrosaspiezas, en las que los materiales protagonistas eran objetos encontrados, como piedras, maderas, cuerdas, etc.
Móvil estático cambiante (1953). Madera de abedul, chapa de hierro y pintura. Talla, forja y soldadura. Museo Nacional de Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, España |
Más tarde, la obra de Ferrant evolucionó hacia un tipo de propuestas más complejas, tal y como puede advertirse en Móvil estático cambiante, en el que una suma de materiales heterogéneos, así como un tratamiento específico del espacio, en el que valora tanto lo lleno como lo vacío, constituye la principal característica.
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