Estamos ante un acontecimiento aparentemente sencillo que Pier Giorgio Morandi eleva a momento único e irrepetible en el universo. Es el encuentro poético de siete objetos, todos distintos, cada uno con su personalidad propia, pero en comunión, en diálogo y armonía unos con otros.
Son objetos domésticos, cosas cotidianas que el artista considera suficientemente importantes como para dedicarles no solo este cuadro, sino toda su carrera. Morandi tenía en su estudio un suministro de jarrones, botellas y frascos que usó como modelos para muchas de sus obras. Las cambiaba de sitio, variando las composiciones, y creaba obras totalmente distintas aún usando los mismos modelos y la misma paleta.
Naturaleza muerta (Natura morta). Óleo. Museos Vaticanos, Roma, Italia |
Aunque probablemente la verdadera protagonista de la obra de Morandi es esa luz limpia que baña sus sencillas naturalezas muertas.
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