lunes, julio 26, 2021

De Wang Wei a Monet, veinte paisajes para pasear la mirada (IX)

Michel-Ange Houasse (París, 1680-Arpajon, 1730). Pintor francés. Hijo del pintor y seguidor de Charles Le Brun, René-Antoine Houasse, estudió el oficio junto a su padre, a quien acompañó en su viaje a Italia, donde permanecieron entre 1699 y 1704. En 1706 ingresó en la Academia Real de Pintura y de Escultura de París para completar su formación y fue aceptado como miembro de la misma al año siguiente. En 1710 fue nombrado peintre ordinaire du roi. El marqués de Aubigny, se­cretario de la princesa Orsini, camarera mayor de María Luisa Gabriela de Saboya, primera esposa de Felipe V, propició, seguramente, los primeros contactos de Houasse con la corte española. La nueva dinastía buscó, después de la Guerra de Sucesión, nuevos retratistas, ya que a la primera esposa del rey no le gustaban los pintores españoles, a los que consideraba de poca calidad. Houasse fue recomendado por el conde Jean Orry, ministro del rey, que le contrató en 1715. El pintor realizó efigies de varios miembros de la Casa Real, entre ellos en 1717 la de Luis de Borbón, el futuro Luis I de España, que solo ocuparía el trono durante siete meses. Houasse combinó los elementos del retrato cortesano de la pintura española del siglo XVII con detalles y adornos decorativos, propios de la retratística francesa del final del reinado de Luis XIV. El concepto elegido resultaba un tanto anticuado, por lo que no debió de agradar mucho al rey, que buscó pronto a otros retratistas, Jean Ranc entre ellos. Houasse se dedicó entonces a otros géneros, creando alguna composición religiosa, como la secuencia sobre san Francisco Regis, que guarda el Museo del Prado. Pero los mayores logros artísticos los consiguió en la pintura de paisaje y las escenas de género, donde analizó, de forma inventada u observada, la vida cortesana o popular. En estos cuadros de formato menor combina elementos elegantes procedentes de las fiestas galantes con un cierto sentido del realismo, que arranca de la pintura de género holandesa. Realizó varios cuadros con asuntos infantiles, algunos de los cuales revelan una moraleja, como Niños jugando al paso (h. 1725, Patrimonio Nacional). El gusto por lo cotidiano precede al costumbrismo que desarrollarán los artistas españoles a partir de mediados del siglo XVIII, sobre todo los pintores de cartones para la Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, como, por ejemplo, Antonio González Ruiz o Antonio González Velázquez, y también Francisco de Goya. Gracias a la formación fran­cesa de la que disfrutó, Houasse desarrolló un sentido realista más refinado que el de los pintores de los Países Bajos. Se inspiró en la obra de Jean-Antoine Watteau y Jean-François de Troy para las poses y expresiones gráciles y elegantes, características que se aprecian, por ejemplo, en la Academia de dibujo (h. 1725, Palacio Real, Madrid), donde Houasse aprovechó seguramente sus experiencias de París, ya que la Academia de San Fernando no se inauguró hasta más de veinticinco años después. Houasse entregó además los cartones para dos series de tapices sobre la historia de Telémaco. 
Es destacable la excepcional Vista del monasterio de San Lorenzo de El Escorial con monje (arriba), que formaba parte de una serie de panoramas de los reales sitios, y donde Houasse logró captar con pinceladas abocetadas y toques breves la atmósfera y la vibración de la luz. En el bienio de 1719 y 1720 ejecuta una pareja de asuntos báquicos, en los que se hace notar su formación francesa, que rememora el clasicismo de ­Nicolas Poussin, así como sus recuerdos italianos, evocadores de ­Tiziano y sus composiciones inspiradas en Ovidio.

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