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Bajo el liderazgo de Zeus, los dioses, las diosas y los cíclopes les declararon la guerra a Cronos y los Titanes. La lucha duró diez años, pues los poderosos Titanes parecía invencibles, aunque los cíclopes era muy buenos artesanos y construyeron unas armas de gran poder para los dioses. A Zeus le forjaron un rayo; a Poseidón, un gran tridente que podía provocar terremotos y tempestades, y a Hades, un casco mágico con el que se volvía invisible. Mediante estas armas tan eficaces, los jóvenes dioses lograron derrotar a los titanes.
Cuando terminó la lucha los dioses gobernaron el cosmos y decidieron repartirse el poder. Como a nadie se le ocurría otra forma de resolver quién debía gobernar cada parte del universo, lo echaron a suertes:
Los Titanes vencidos fueron encarcelados en el Tártaro, una región muy lejana del cosmos, más lejana que los infiernos y habitada por horribles monstruos. Uno de los Titanes, Atlas, fue condenado a la pena de llevar los cielos sobre sus hombros.
Gea, madre de los Titanes, se enfureció cuando sus hijos fueron encarcelados en el Tártaro e inició otra guerra. Reunió a otro grupo de sus hijos, los gigantes, y los los llevo a la guerra. Una vez más los dioses olímpicos los vencieron.
Pero Zeus fue obligado a librar una última batalla con el monstruo Tifón (Typhôn, “humo”). La lucha acabó cuando Zeus lo arrinconó en Sicilia y arrojó el monte Etna a la cabeza del monstruo. A veces se decía que el fuego que salía del Etna era el de los rayos que Zeus había empleado en esta última lucha.
La batalla de Zeus por el poder acabó aquí y reinó como dios supremo del universo.
Bajo el liderazgo de Zeus, los dioses, las diosas y los cíclopes les declararon la guerra a Cronos y los Titanes. La lucha duró diez años, pues los poderosos Titanes parecía invencibles, aunque los cíclopes era muy buenos artesanos y construyeron unas armas de gran poder para los dioses. A Zeus le forjaron un rayo; a Poseidón, un gran tridente que podía provocar terremotos y tempestades, y a Hades, un casco mágico con el que se volvía invisible. Mediante estas armas tan eficaces, los jóvenes dioses lograron derrotar a los titanes.
Cornelis van Haarlem: La caída de los Titanes, c. 1588. Óleo sobre lienzo. Statens Museum for Kunst, Copenhagen |
- Zeus se convirtió en el soberano del cielo;
Jupiter de Esmirna, c. 250 (a. C.). Mármol. Museo del Louvre, Paris |
- Poseidon, en el dios del mar, y
Poseidón portando su tridente. Placa de cerámica corintia procedente de Penteskouphia, 550-525 a. C., Museo del Louvre. |
- Hades en el rey de los infiernos.
Hades con el can Cerbero. Museo de Arqueología de Creta |
Gea, madre de los Titanes, se enfureció cuando sus hijos fueron encarcelados en el Tártaro e inició otra guerra. Reunió a otro grupo de sus hijos, los gigantes, y los los llevo a la guerra. Una vez más los dioses olímpicos los vencieron.
Friso este: Atenea luchando. Partenón, Atenas |
Estatua de Tifón |
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