Cronos, rey de los Titanes, atacó a su padre Urano, cuya sangre cayó al mar y se mezclo con su espuma, creando a Afrodita, diosa del amor, la belleza, el deseo o la reproducción (Venus, para los romanos). Un cinturón mágico la hacía irresistible tanto para los dioses como para los mortales. Zeus la caso con su hijo Hefesto que era cojo y poco atractivo por lo que ella tuvo muchos amantes. Algunos de sus romances fueron divertidos, pero otros llevaron al desastre como la guerra de Troya.
Sandro Botticelli: El nacimiento de Venus 1485. Tempero sobre tabla Galería Uffizi, Florencia, Italia |
La diosa, impulsada por los vientos, llega a la costa sobre una concha, y la primavera la viste.
Matrimonio con Hefesto
Debido a su inmensa belleza, Zeus temía que Afrodita fuera la causa de violencia entre los otros dioses. Por ello la casó con Hefesto, el severo y malhumorado dios del fuego y la fragua. Otra versión de esta historia cuenta que Hera, la madre de Hefesto, lo arrojó del Olimpo al considerarlo feo y deforme. Éste obtuvo su venganza atrapándola en un trono mágico y exigiendo a cambio de su liberación la mano de Afrodita. Hefesto estaba contentísimo de haberse casado con la diosa de la belleza y forjó para ella hermosa joyería, incluyendo el cesto, un cinturón que la hacía incluso más irresistible para los hombres.
La infelicidad de Afrodita con su matrimonio hizo que buscase la compañía de otros: Ares, Hermes, Adonis, Anquises...
Afrodita y Ares
Uno de los amantes de Afrodita fue Ares, dios de la guerra. Cuando su esposo Hefesto descubrió el romance, al haber sido informado por Helios, decidió darle una lección a la pareja.
Como Hefesto era un hábil herrero construyó una red de bronce de finas cadenas que había dispuesto sobre lecho. Cuando la pareja se acostó, Hefesto soltó la red y los pillo in fraganti.
Entonces llamó a todos los demás dioses olímpicos para burlarse de ellos (sin embargo, «las diosas se quedaron en casa, todas por vergüenza»); algún dios desenfadado comentó que no le habría importado sentir tal vergüenza. Hefesto no los liberó hasta que Poseidón le prometió que Ares pagaría desagravios, pero ambos escaparon tan pronto como levantó la red y no mantuvieron su promesa.
Luca Giordano: Venus y Marte aprisionados por Vulcano, 1670. Óleo sobre lienzo. Akademie der bildenden Künste, Viena, Austria |
Con Ares tuvo seis hijos: Anteros, Deimos, Eros, Fobos, Harmonía e Hímero.
Afrodita y Adonis
Adonis era un atractivo joven al que pretendían tanto Afrodita como la diosa Perséfone, esposa de Hades, dios de los infiernos.
Cuando Adonis escogió a Afrodita, Perséfone se enfureció y le hablo del romance a Ares, que seguía enamorado de Afrodita. Ares, celoso, envió un jabalí para que atacara y y matara Adonis, quien acabó en los infiernos para alegría de Perséfone.
Sin embargo, Afrodita no quería perder a Adonis, por lo que acudió a Zeus para que lo dejara regresar a la Tierra. Zeus escuchó a ambas partes y decidió que todos los años Adonis se quedaría con Perséfone en los infiernos seis meses y que le permitiría regresar a la Tierra con Afrodita para quedarse aquí con ella los otros seis.
Tiziano: Venus y Adonis, 1554. Óleo sobre lienzo. Museo del Prado Madrid |
Otros amores
Afrodita tuvo muchos más amantes como el dios Hermes con quien tuvo tres hijos: Hermafrodito, que tenía los atributos físicos de ambos sexos; Peito y Tique.
La escultura Hermafrodito de Pérgamo 300 a.C. Mármol. Museo Arqueológico de Estambul, Turquía |
También mantuvo un romance con el príncipe troyano Anquises, del que nació el héroe Eneas.
Pierre Lepau: Eneas y Anquises (Énée et Anchise, 1697). Mármol. Grupo escultórico inspirado en una obra en cera de François Girardon. Museo del Louvre, París, Francia |
Y con Butes, un ático hijo de Teleonte y Zeuxipe, con el tuvo dos hijos: Érix y Policaón.
Y con Faetón, hijo de Helios y de Climene, con el que tuvo a Astino.
Entre sus amantes se llegaron a contar los dioses, Zeus, Pan y Dioniso, supuestamente padres de sus hijos Príapo, dios de la fertilidad, e Himeneo, dios de las ceremonias de matrimonio.
Fresco de Príapo pesando su miembro en una balanza contra la ganancia obtenida de sus campos (casa de los Vettii, Pompeya). |
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