domingo, junio 21, 2015

Poema: Mire los muros

 Miré los muros
  Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.

  Salíme al campo: vi que el sol bebía         
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.

  Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,             
mi báculo más corvo y menos fuerte.

  Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
Francisco de Quevedo 
Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, recordado tanto por su impecable uso de la lengua como por su fuerte y controversial personalidad, Francisco de Quevedo nació en Madrid en 1580 y falleció en Villanueva de los Infantes en 1645. Este escritor, a quien el sabio humanista Justo Lipsio describió como la "gloria excelsa de los españoles", llevó una vida tan productiva literariamente como turbulenta en el ámbito social y político. Fue de trascendente fama su rivalidad con Luis de Góngora, objeto de muchas de sus obras satíricas, siendo especialmente recordado su Soneto y A un hombre de gran nariz. Estudió varios idiomas, que aprovechó tanto para la traducción de obras extranjeras como para su propia producción.
Su obra abarcó todos los géneros literarios de su época. Así, tenemos sus escritos burlescos, pero también poemas en que vemos reflejadas sus ideas, y otros, de amor, que se ven ensombrecidos por su obsesión con el paso del tiempo y la muerte. Su estilo es complejo pero sin dejar en segundo plano la belleza; Sermón estoico de censura moral es un claro ejemplo de la maestría de este poeta. Pero también dejó su huella en la narrativa, donde destacan La cuna y la sepultura y su novela picaresca Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos, publicada en forma clandestina durante mucho tiempo.

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