Joan Miró (1893-1983) comenzó a pintar en 195 dentro de una estética heredera del fauvismo, aunque conciertos elementos propios de la pintura catalana del siglo XIX. Miró, ávido de aprender e innovar continuamente, introdujo en la obra de su etapa de formación aspectos característicos de distintas vanguardias -fauvismo, futurismo, cubismo, dadaísmo-, buscando, sin embargo, un lenguaje propio e independiente.
Joan Miró: La masia, 1922. Óleo sobre lienzo. National Gallery of Art, Washington, Estados Unidos |
Se considera esta obra como la primera propiamente mironiana. A partir de ella, realizada entre Montroig y París, surgirá el tan característico lenguaje sígnico mironiano, que culminará en la serie de pinturas realizadas en París entre 1923 y 1925, como Tierra labrada y el Carnaval del arlequín, que presentaran ya, según palabras de André Breton, el más puro estilo surrealista.
Joan Miró: Tierra labrada (La terre labourée), 1923-1924. Óleo sobre lienzo. Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, Estados Unidos |
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