Los bustos de Nefertiti más conocidos están inacabados o deteriorados, pero eso no ha impedido que tengan un gran atractivo sensual. A pesar de que nunca tuvo el ojo izquierdo, casi ha perdido ambas orejas y el ureo (la cobra que adorna el tocado), el famoso busto conservado en el Museo de Berlín es considerado un ejemplo de la belleza característica de las mujeres del Antiguo Egipto.
La primera persona que vio la cara de Nefertiti en 3.300 años fue Mohamed Ahmed Es Senussi. El 6 de diciembre de 1912, mientras excavaban los restos del taller de un antiguo artesano. Mohamed se topó con un busto enterrado entre los escombros. Una vez limpio, se descubrió que conservaba los colores originales y se buscaron los fragmentos que le faltaban, pero sólo se hallaron algunos pertenecientes a la oreja derecha. Este busto fue sacado de Egipto de manera clandestina y, hasta que llegó a Berlín, pasó las aduanas escondido en una caja de restos de cerámica.
Busto de Nefertiti, Neues Museum, Berlín, Alemania |
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