lunes, enero 18, 2016

Antiguo Egipto (XV): La escritura

Los egipcios tuvieron tres tipos de escritura, aunque la más antigua de todas y la más importante fue la jeroglifica. Este nombre procede de las palabras griegas hierós, sagrado, y glýfein, grabar. Fue utilizada desde la época predinástica hasta el siglo IV. 
Jeroglíficos inscritos en el obelisco de Hatshepsut erigido en el templo de Karnak.
En los primeros siglos de su uso, la escritura jeroglífica empleaba 700 signos, pero con el paso del tiempo se enriqueció hasta superar los 5.000  en el siglo VII.
Detalle de una hoja del Papiro de Ani, en escritura jeroglífica cursiva.
Museo Británico, Londres, Reino Unido
Los jeroglíficos era muy difíciles de descifrar y escribir, por lo que fue necesario encontrar un nuevo sistema más rápido y sencillo. En este segundo tipo de escritura, llamada hierática, los signos ya estaban enlazados entre sí. 
Libro de los muertos de Pinedyem II. El texto está escrito en egipcio hierático, y el que acompaña al dibujo en jeroglíficos. También se aprecian el uso del pigmento rojo y las uniones entre los papiros. Este fragmento describe como el faraón Pinedjem II en su papel de sumo sacerdote realiza una ofrenda al dios Osiris.
Hacia 650 a. C. las escuelas de escribas inventaron un tercer tipo de escritura más rápida aún, la demótica, que acabaría siendo la más utilizada. 
Texto en escritura demótica de época ptolemaica (ostracon).
El conocimiento de la escritura estaba reservada a los escribas, que alcanzaron altos cargos en la administración. Los aspirantes a escriba iniciaban su aprendizaje a los cuatro años de edad e invertían unos doce años en aprender los 700 signos básicos. Este proceso era arduo y costoso, y los muchachos más lentos o despistados era castigados con dureza. 
El significado de la escritura egipcia se conoce gracias al descifrado de los textos contenidos en la Piedra de Rosetta, que fue encontrada en 1799, en la que está grabado un decreto en tres tipos de escritura: jeroglífica, demótica y griega uncial. Conseguir descifrar este documento se lo debemos a los estudios realizados por Thomas Young y, fundamentalmente, a Jean-François Champollion quien logró descifrar el método de su lectura en 1822, 23 años después de ser descubierta la piedra.
La Piedra de Rosetta, Museo Británico, Londres, Reino Unido

No hay comentarios: