Lo cierto es que el cubismo fue una de las primeras vanguardias que desató interés en Cataluña, sobre todo porque venía de la mano de un artista como Picasso que, en su etapa de formación, se había relacionado con artistas catalanes y además había vivido en Barcelona. No hay que olvida que en 1912 el galerista Josep Dalmau organizó una exposición de cubismo en Barcelona, en la que tomaron parte, entre otros, Gleizes, Metzinger, Duchamp, Gris, Le Fauconnier y Léger. Con toda probabilidad, el hecho de que Francis Picabia decidiese viajar a Barcelona en 1916, huyendo de la I Guerra Mundial, tivo mucho que ver con la existencia de un núcleo de personas en torno a Dalmau que se interesaban por la nueva concepción artística.
Fue Francis Picabia quien, durante su estancia en Barcelona, publicó en 1917 la famosa revista 391, réplica de la revista dadaísta surgida en Nueva York poco antes con el título 291. Así, el germen del dadaísmo también se halló presente en Cataluña, llegando a afectar de manera decisiva a algunos jóvenes artistas que, por aquel entonces, se encontraban en plena etapa de formación, como era el caso de Joan Miró.
Francis Picabia, Ici, c'est ici Stieglitz, foi et amour, 291, núm. 1, 1915, portada |
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