Como otros artistas que viajaron a Sudamérica, Heade quedó fuertemente impresionado por la fecundidad de los trópicos. En 1863, pintó en Brasil sus primeros cuadros de colibríes. Más tarde, tras su visita a Panamá, Colombia y Jamaica en 1870 ideó la combinación de aquellos con orquídeas. La originalidad de los cuadros de orquídeas y colibríes pintados por Heade en su estudio reside en la mezcla de naturaleza muerta y paisaje, no exenta de dramatización. La confrontación de aves y flora era ya común en las ilustraciones ornitológicas.
Orquídea y colibrí cerca de una cascada (1902), de Martin Johnson Heade. Óleo sobre lienzo, Colección Carmen Thyssen |
Sin embargo, en obras como Orquídea y colibrí cerca de una cascada, Heade recurre a una de las variedades más exuberantes de esta flor – la Cattleya labiata rosa – y la acerca tanto al primer plano que casi parece aplanar sus pétalos. El pequeño colibrí establece un diálogo con ella, tanto a través de la posición de su cabeza como del color amatista de su pechera. Al fondo se despliega un frondoso paisaje que acentúa el poder sensual y emotivo de la escena.
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