Traducción de Alexandra Rybalko Tokarenko
Errata naturae & Periférica
Madrid
2023
704 págs.
Una prodigiosa historia real, un relato bellísimo de supervivencia y una indagación en el alma humana, referida con una gracia y una pasión excepcionales: es decir, una pieza literaria de primer orden, a la altura de obras cumbre sobre el gulag, como las de Aleksandr Solzhenitsyn, Eugenia Ginzburg o Varlam Shalámov...
Tamara Petkévich gozó de una infancia privilegiada en la hermosa aunque empobrecida Petrogrado de los primeros años del régimen soviético, en el seno de una familia de convicciones revolucionarias afiliada al Partido Comunista Bolchevique. Aun así, cuando tenía diecisiete años, el vértigo innombrable de la Gran Purga arrastró a su padre hasta el centro de su vacío. Una vez que lo arrestaron, toda la familia pasó a engrosar la categoría de «enemigos del pueblo». Por eso, años más tarde, Tamara fue condenada a siete años de trabajos forzados en el gulag. En su descenso desbocado hacia el abismo conoció todos los círculos del infierno estalinista, sobreviviendo en condiciones indescriptibles, sometida a una lógica despiadada y demencial que había decidido de antemano quién era culpable.
Fueron muchas las tareas que desarrolló durante su estancia en el gulag: controladora de producción en una fábrica, miembro de una brigada de cantera, enfermera… No obstante, si bien Petkévich se hizo actriz profesional años después de su liberación, fue en los escenarios de los campos donde aprendió su oficio. El suyo es un relato único que da testimonio del poder del arte para salvar vidas. Petkévich pasa de una dificultad a otra sin perder jamás su coraje, su deseo de vivir y su capacidad de amar.
Con una mirada casi cinematográfica y una narración impecable, esta obra trepidante nos hace testigos directos de su lucha, y la de muchos de sus compañeros, por preservar la dignidad en las tinieblas del gulag. Gracias a una franqueza fuera de lo común, nos transmite el más vívido recuerdo de quienes la rodearon: desde la traición de los más cercanos a la inestimable y desinteresada ayuda de algunos extraños. Reveladoras, hermosas e inteligentes, estas memorias no son sólo un registro de primera mano de las atrocidades cometidas en la Rusia estalinista, sino también un testimonio urgente del rechazo radical a cualquier dictadura.
Tamara Petkévich (San Petersburgo, 1920-2017) nació en el seno de la familia de un afiliado al Partido Bolchevique. En Kirguistán, donde estudiaba Medicina, ella y su marido fueron detenidos, acusados de actividades contrarrevolu-cionarias y condenados a siete años de gulag. Al principio cumplió su pena en campos de Kirguistán; más adelante, en el norte de Rusia, en la República de Komi. Allí nació su hijo. Durante su estancia en el gulag, ingresó en una compañía de teatro de prisioneros e hizo de esta «profesión accidental» su destino, incluso después de su liberación. En los años 1950, trabajó en varios teatros de provincias. Tras su rehabilita-ción, en 1957, regresó al fin a su ciudad natal dos años después. En 1962 ingresó en el Instituto de Teatro, Música y Cinemato-grafía de Leningrado, en el departamento de Teatro. Se graduó en 1967 y trabajó en la Casa de Arte Aficionado de Leningrado como jefa del departamento de Repertorio. En los años sesenta comenzó a escribir sus memorias, que se publicaron en 1993, con gran éxito. Tras múltiples reediciones, se convirtieron también en una pieza de teatro y en un documental que la directora Marina Razbezhkina dirigió en 2001. Su obra se ha traducido a numerosas lenguas y Aleksander Kwasniewski otorgó a su autora la Orden al Mérito de la República de Polonia por la valía de su testimonio.
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