Las riquezas verdaderas
Errata Naturae
Madrid
2016
176 págs.
Uno de los libros más bellos e importantes de Giono: el relato en primera persona de una experiencia vital transformadora que años después inspiraría El hombre que plantaba árboles.
Las riquezas verdaderas es una apasionada y sólida denuncia de la sociedad contemporánea, de aquellas obligaciones y mecanismos, tantas veces inútiles, que abarrotan y al tiempo vacían nuestras vidas. Y una reivindicación, por tanto, de los placeres sencillos pero auténticos de la tierra. Con una inteligencia y una prosa sobrecogedoras, Giono contrapone la pseudoabundancia de nuestras ciudades, generadora de tanta frustración, con las riquezas verdaderas de la vida simple, vinculada a la naturaleza y los espacios rurales. Y, por supuesto, Giono sabe bien de lo que habla, pues este libro fue escrito como testimonio de un proyecto de insubordinación comunitaria que él mismo creó junto a aquellos amigos que decidieron abandonar París como él y comenzar una nueva vida en un valle de la Provenza. Así, a medio camino entre el ensayo y el relato en primera persona, Giono escribe a mayor gloria del sol, la tierra, las colinas, el viento y los riachuelos «que irrigan con más violencia que nunca mis venas y mis arterias», recreando un movimiento de oposición que se abstiene de participar en los abusos de la llamada «civilización» y en la construcción de sus bárbaros palacios e instituciones. ¿Acaso podría ser también un manifiesto ecologista? Quizás, pero un manifiesto siempre más poético que electoral, y también más dinámico que retórico, pues sus páginas se despliegan con una potencia tal que es imposible salir de ellas indemne, tocado en el mejor sentido, capaz de repente de mirar el mundo y la naturaleza desde otro ángulo y actuar en consecuencia. Un libro bello en el sentido hondo del adjetivo, conmovedor y generoso, en el que no caben aderezos y que nos habla sin concesiones sobre ese otro modo de habitar la tierra.
Jean Giono (Manosque, 1895-1970), fue hijo de un zapatero anarquista y de una planchadora. Acudió durante algunos años a la escuela pero desde muy pronto se formó como autodidacta mediante la lectura de los clásicos. En 1915 fue movilizado y enviado al frente de Verdún. Sobrevivió a los tres años que pasó en la guerra y a los once siguientes, que pasó trabajando como empleado de banca. Los ratos sueltos y las noches los dedicaba a escribir. En 1929 recibió el Premio Brentano por Colline y, un año después, el Premio Northcliffe por Regain. Fue entonces cuando decidió dejar el banco y dedicarse por completo a la literatura.
Durante los años treinta se implicó más y más en todo tipo de cuestiones políticas, desde posiciones que oscilaban entre el anarquismo y el comunismo, y haciendo siempre una defensa cerrada del pacifismo. En esa época publicó Que ma joie demeure y Las riquezas verdaderas, que tuvieron gran éxito y asentaron su renombre como escritor. Al hacerse públicos los indicios que poco a poco anunciaban la Segunda Guerra Mundial, Giono publicó tres importantes ensayos pacifistas: Refus d’obéissance, Lettre aux paysans sur la pauvreté et la paix y Recherche de la pureté. Al poco fue arrestado bajo el cargo de «pacifista» y pasó una parte de la guerra en la cárcel. Paradójica e injustamente, hacia el final de la contienda fue acusado de colaboración y arrestado de nuevo, si bien había proclamado firmemente su oposición al nazismo. Fue liberado en enero de 1945, pero sin haber sido inculpado. Su rehabilitación pública llegó tan sólo en 1954, al ser invitado a formar parte de la Academia Goncourt. Meses antes había publicado El hombre que plantaba árboles, un relato que lo haría universalmente conocido.
Giono murió de un infarto en 1970, dejando tras de sí una obra literaria amplísima (una treintena de novelas y varios libros de teatro y poesía) que aúna en un solo movimiento la búsqueda literaria y el compromiso ético.
Dos décadas después de su muerte se publicaron las entrevistas que le realizaron los hermanos Jean y Taos Amrouche, que dan prueba del apoyo constante, personal y valiente de Giono a la Resistencia, desde una posición individualista pero absolutamente solidaria frente a los nazis y la barbarie de todas las formas de opresión.
Dos décadas después de su muerte se publicaron las entrevistas que le realizaron los hermanos Jean y Taos Amrouche, que dan prueba del apoyo constante, personal y valiente de Giono a la Resistencia, desde una posición individualista pero absolutamente solidaria frente a los nazis y la barbarie de todas las formas de opresión.
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