miércoles, febrero 10, 2016

Antiguo Egipto (XXXII): Los automatismos de Herón

Herón (o Hero) de Alejandría fue un ingeniero y matemático helenístico que destacó en Alejandría (en la provincia romana de Egipto); ejerció de ingeniero en su ciudad natal, Alejandría. Este griego es considerado uno de los científicos e inventores más grandes de la antigüedad y su trabajo es representativo de la tradición científica helenística.
La construcción de aparatos hidráulicos como clepsidras (relojes de agua) y autómatas era una de las pasiones de Herón. Su mayor logro fue la invención de la primera máquina de vapor, conocida como eolípila, aelópilo o aelópila. La eolípila era una máquina que consistía en una esfera hueca conectada a una caldera a la que se le adaptaban dos tubos curvos. El interior de la esfera estaba repleto con agua, la que se hacía hervir provocando que por los tubos arrancara el vapor, haciendo girar la bola muy rápido. Aunque, una de las curiosidades del eolípilo es que esta máquina nunca tuvo un fin práctico en si. Algunas fuentes comentan que el invento no era más que un juguete con la finalidad de entretener a los niños de la época.
Ilustración de una eolípila de Herón
Ideó un ingenioso mecanismo que permitía abrir y cerrar las puertas de un templo egipcio de manera automática, a la vez que sonaban unas trompetas, ante el asombro de los presentes. Para ponerlo en marcha el sacerdote encendía un fuego en el altar, el aire se calentaba dentro del mecanismo y se expandía. Esta expansión obligaba al agua a salir de la esfera y a pasar al cubo, lo que producía un movimiento hacia abajo por el peso extra. Este cubo estaba conectado a una cuerda enrollada alrededor de un eje de forma que al moverse hacia abajo el eje gira y las puertas se abren. Este invento hizo que Herón fuera conocido como El Mago.

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