Según se dijo, el odio de Tutmosis III por su madrastra Hatshepsut fue tal que destruyó las estatuas y los relieves con su imagen, impidió su entierro en el Valle de los Reyes y ordenó construir muros para ocultar los obeliscos donde podía leerse su nombre.
Estatua oferente del faraón Tutmosis III. Granito rojo. Museo Egipcio, El Cairo. Egipto |
Pero esta primera teoría está siendo rebatida por los egiptólogos. Aportan un nuevo responsable a la destrucción de su memoria. El clero de Osiris, dios que parece no haber sido suficientemente homenajeado en el reinado de Hatshepsut. En su templo de Deir el-Bahari, la reina se hizo esculpir en forma osiriaca, incluyendo en su iconografía ciertos símbolos solares, los cuales pudieron ofender a los sacerdotes de Osiris.
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