viernes, febrero 26, 2016

Antiguo Egipto (XLIV): El origen del mundo

La leyenda del dios Ra narra el origen del mundo. Al principio de los tiempos sólo existía oscuridad, las tinieblas y un océano, llamado Nun. El poder de Nun era tan grande que desde el interior de la penumbra hizo brotar un huevo grande y brillante. Y del interior de ese huevo surgió Ra. 
Ra "gran dios" anónimo, demiurgo, dios del cielo, dios del sol y del origen de la vida en la mitología egipcia. Ra era el símbolo de la luz solar, dador de vida, así como responsable del ciclo de la muerte y la resurrección. 
Ra tenía el poder de hacer lo que quisiera, incluso cambiar de forma. Lo que él nombraba, adquiría forma y se volvía real. Era tan importante el poder del nombre, que guardaba bien secreto su propio nombre para que nadie pudiera usarlo.
Ra se dispuso a crear el sol diciendo: “Al amanecer me llamo Kephera, al mediodía Ra y al atardecer Tem”. Y entonces, el sol apareció por primera vez iluminando la oscuridad, se elevó sobre el horizonte y al atardecer descendió para volver a ocultarse. Luego nombró a Shu, y los vientos se congregaron por primera vez y comenzaron a soplar.
Ojo de Ra
Cuando Ra nombró a Tefnut, la lluvia se hizo presente con sus gotas. Más tarde nombró a Geb y con solo nombrarlo, se formó la tierra y para hacerle compañía nombró a la diosa Nut, y el firmamento se arqueó sobre la tierra.
Cuando quiso coronar a Egipto con el río Nilo, nombró a Hapi. Y el Nilo comenzó a fluir a través de Egipto fertilizando su amplio valle. Ra, comenzó a nombrar una por una todas las cosas que existen sobre la tierra y estas se hicieron visibles y crecieron. Finalmente les dio nombre a los hombres y a las mujeres, y desde entonces la humanidad pobló la tierra.
Cuando creó a los hombres y las mujeres, Ra tomó apariencia humana y se convirtió en el primer faraón de Egipto. Ra gobernó Egipto durante miles de años llevando bienestar y prosperidad a sus habitantes gracias a las fabulosas cosechas y a sus magníficas leyes. Los egipcios solo tenían palabras de agradecimiento y no dejaban de ensalzar su nombre. No obstante, Ra conservaba su nombre en secreto para poder dirigir el mundo en paz.
Pero, Ra envejeció y no pudo mantener el control sobre la humanidad, por lo que ésta comenzó a burlarse de él y a incumplir las leyes. Ra envió a suhija Sejmet (Sekhmet), la más fiera de todas las diosas, cual leona que persigue su presa y se deleita en la matanza y en la sangre. Siguiendo las órdenes de Ra, desencadenó su furia sobre todos los que ridiculizaron a su padre, sembrando el terror y la desesperación en todo Egipto. Los hombres huían a esconderse, pero la diosa Sekhmet, los perseguía y los asesinaba relamiéndose con la sangre.
Ra seguía envejeciendo y llegaba el momento en que tendría que abandonar su forma humana y gobernar desde los cielos. Sin embargo, no podía traspasar su poder a nadie, ya que sólo él conocía su nombre.
Sejmet o Sekhmet como mujer con cabeza de leona, usando el disco solar y el uraeus.
El dios Geb se unió con Nut y tuvieron varios hijos: Isis, Osiris, Neftis y Seth. Isis era la más sabia de todos ellos. Isis conocía todos los secretos del cielo y de la tierra, pero lo que no conocía era el nombre secreto de Ra y se propuso descubrirlo.
El dios solar fue mordido por una serpiente, una cobra mágica, creada por Isis a partir de una gota de saliva de Ra. El veneno corrió rápidamente por el cuerpo de Ra, provocándole un dolor hasta ahora desconocido. Ra gritó con todas sus fuerzas y los dioses corrieron a su encuentro. Isis le advirtió que sólo podía salvarse si alguien lo llamaba por su nombre secreto. 
Viaje de Ra atravesando el submundo en su barca solar
Ra hizo que la diosa se acercara a su pecho y, cuando el corazón de ella lo escuchó, Isis pronunció un conjuro que sano al viejo dios. Ra se sintió bien, pero dejó de reinar sobre Egipto. Desde entonces, Ra navega con una barca que atraviesa el cielo de este a oeste cada día.
Un viaje que emprende todas las noches

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