Pitágoras fundó su Academia en Crotona y se rodeó de discípulos de ambos sexos, que debían someterse a los mandatos del maestro. Los académicos, como fueron llamados, debían mantener la castidad, vestir con sencillez, evitar la risa y realizar una dieta estricta, que excluía el vino, los huevos, las habas y la carne. Según el historiador Apolodoro, Pitágoras decidió celebrar el descubrimiento de su célebre teorema por todo lo alto.
Pitágoras, detalle de La escuela de Atenas, de Rafael Sanzio |
Su enorme alegría hizo que incluso olvidara sus principios vegetarianos y, como agradecimiento a los dioses, ofreció una hecatombe, es decir, el sacrificio ritual de cien bueyes.
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