Alice McDermott (Nueva York, 1953) ha sido finalista del premio Pulitzer con sus obras Aquella noche (1987, también finalista del National Book Award), En bodas y entierros (1992) y After this (2006), y ganadora en 1998 del National Book Award con Un hombre con encanto. Absolución es su última novela.
La historia se cuenta a través de las cartas que se intercambian dos mujeres: Tricia, la protagonista y autora de la mayoría de la correspondencia, y la hija de una antigua amiga de esta, cuya identidad se va desvelando conforme avanza el libro. Ambas se conocieron hace muchos años, pero llevan tiempo sin verse.
Tricia comienza relatando su experiencia al llegar a Saigón como recién casada a principios de los años 1960. Su marido trabajaba para la Armada estadounidense, poco tiempo antes de la guerra de Vietnam. La destinataria de sus cartas era en aquel entonces una niña que no alcanzaba los diez años. Su madre, Charlene, de vigoroso y fuerte carácter, formaba parte de un grupo de esposas abnegadas y altruistas, relegadas al ámbito doméstico o dedicadas a realizar actividades caritativas. Entre ellas, Charlene llama la atención no sólo por su genio, sino también por su capacidad de idear, de conspirar incluso, para cumplir con sus deseos de colaborar en los orfanatos y leproserías de Saigón. Se trata de una personalidad envolvente de la que Tricia, inocente y en cierto modo manejable, no logra zafarse.
El uso del género epistolar da al relato un tono cercano a la confesión, en el que se entrelazan historia y ficción para expresar los pensamientos quizá ocultos de esa época, y los comportamientos que requieren una redención, alternándolos con recuerdos del pasado. Este carácter de confidencia guarda relación con el hecho de que Tricia y Charlene muestran una conciencia religiosa que les mueve a tomar decisiones y actuar: la de Tricia es de raíz católica, mientras que Charlene es protestante, y ésta suele burlarse de la moralidad, en ocasiones ingenua, de su amiga.
En el libro surgen cuestiones relacionadas con la política, la guerra y la situación de los vietnamitas, y además con las pasiones, las protestas, el sacrificio, el amor, la muerte, las adicciones y la espiritualidad (también oriental). A veces aparecen entreveradas en los diferentes episodios, sin perjudicar nunca la elegancia de la narración, propia de McDermott. De fondo, en las cartas se percibe un deseo de cambio pero que apenas queda formulado, debido a que las circunstancias no siempre lo facilitaron, tal y como lo expresa la hija de Charlene: “De una cosa estábamos seguros al mirar hacia el futuro: no queríamos vivir la misma vida que nuestros padres. Y entonces la vivimos”.