viernes, agosto 07, 2020

Arenques y cabeza de cerdo: ¡un festín en la red!

En 1551, el pintor holandés Pierre Aertens mandó a Cristo y la Virgen al fondo del cuadro y, en primer plano, mostró un suntuoso festín. A partir de entonces, arenques, cerveza, fruta, caza y otros platos se acumulan en cuadros de un nuevo género: la naturaleza muerta. Que Chardin o Cézanne convertirán en obras maestras.
Dejemos de lado los ramos de flores que invadieron la pintura holandesa en el siglo XVIII y que tenían, para muchos de ellos, las mismas cualidades que las flores de plástico de los cementerios y espacios abiertos: es bonita y no se desvanece. Tratemos con lo que algunos historiadores llaman "bodegones de cocina", con lo que se pinta y se come. Es un género poco estudiado por sí solo, dominado por los arreglos florales y relegado a gabinetes de curiosidades. Se lo debemos al pintor holandés Pieter Aertsen que, a mediados del siglo XVI, invirtió el orden del cuadro colocando la escena principal al fondo y la anécdota en primer plano.

Pieter Aertsen, Un puesto de carne con la Sagrada Familia dando limosna, 1551.
Así, en Un puesto de carne con la Sagrada Familia dando limosna (1551), Aertsen ilustra la huida a Egipto con una parodia en la que vemos a María, sosteniendo a Jesús en sus brazos, montada en un burro tirado por José, dando un pedazo de pan para un niño mendigo, una imagen encantadora pegada en la parte superior de la mesa entre una tetera, dos arenques en un plato de peltre, la cabeza desollada de un ternero, ristras de salchichas y, sostenidos por el hocico en un gancho, una cabeza de cerdo.

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