La primera religión oriental que llegó a Roma fue el culto a la diosa Cibeles, originalmente una diosa frigia, que fue adorada como la Madre Tierra en Anatolia desde el neolítico. Simbolizaba la fecundidad de la naturaleza. También se la consideraba la personificación de la fértil tierra, una diosa de las cavernas y las montañas, murallas y fortalezas, de la Naturaleza y los animales (especialmente leones y abejas).
Fuente de Cibeles, con el Palacio de Linares al fondo (Madrid, España) |
En las ceremonias, los fieles era rociados con la sangre de las víctimas sacrificadas para purificarlos. Según Arnobio, Júpiter intentó violarla, pero ella se resistió y el esperma cayo sobre una roca, de la que surgió el monstruo Agdistis.
Ovidio y Salustio afirmaron que Cibeles furiosa porque se amante Atis se había unido a una ninfa, le cortó el miembro viril al joven infiel.
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