El emperador Flavio Claudio Juliano, conocido como Juliano el Apóstata, defendió el paganismo y anuló los privilegios otorgados por sus predecesores a los seguidores de Jesús de Galilea, es decir, a los cristianos. El 26 de junio de 363 los augures declararon que el día siguiente sería nefasto para que las tropas romanes que se enfrentaban a los persas, iniciaran una batalla. Juliano no hizo caso e inició un ataque el día 27. Según la leyenda, una lanza le atravesó el costado y cayo al suelo, herido de muerte, Juliano levantó las manos ensangrentadas hacia el cielo y exclamó: ¡Venciste, galileo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario