
A pesar de ser casi desconocida fuera de su país, Elena Garro fue una de las figuras más interesantes de la actual dramaturgia mexicana. Participa plenamente del concepto del teatro como comunicación poética, ilógica y, más allá de las diferencias de técnicas y contenidos, también sería posible colocarla dentro del movimiento llamado "teatro de lo absurdo".
No obstante la vigorosa variedad temática y técnica de su labor, consideramos que el teatro de Elena Garro demuestra una marcada preferencia por el tema de las relaciones entre diversos aspectos de la realidad y aun entre diversas realidades. Sus personajes oscilan entre realidad e ilusión, y este vaivén alucinado se refleja en el centelleante espejo de ilusiones por el que pasan. A base, frecuentemente, de elementos folclóricos, construye un mundo en el cual desaparecen las fronteras entre la realidad tal y como la percibimos diariamente; nos da así otro mundo, quizás ilusorio, pero acaso también más real en lo que toca a la verdad anímica del hombre.
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