El apoyo mutuo
Pepitas
Logroño
2020
422 págs.
Prólogo de Ashley Montagu
Epílogo de Carlos Varea González
En su versión divulgativa, la teoría de la evolución de Darwin suele llegarnos filtrada por la ideología capitalista, que se ha apropiado de ella para justificar científicamente sus presupuestos. Así, la victoria en la famosa «lucha por la vida» ha pasado en el imaginario occidental a ser patrimonio de «los más fuertes». Sin embargo, esta simplificación interesada no figuraba como tal en la teoría de Darwin, que se inclinaba más por la figura de «los más aptos».
Aunque Piotr Kropotkin no fue el primero que denunció esta grosera manipulación, sí fue el primer naturalista que estuvo en condiciones de ofrecer un estudio pormenorizado de sus implicaciones. Y lo que Kropotkin descubrió puede ser fácilmente resumido: «Los más aptos» no tienen por qué ser los más fuertes ni los más individualistas, sino los que mejor se adaptan al entorno. Y las especies que más posibilidades tienen de sobrevivir son aquellas que saben encontrar en la solidaridad la mejor arma para asegurar su devenir. Así aparecen las nociones de «apoyo mutuo» y de «ayuda mutua». Pero Kropotkin no se limitará a ofrecer una explicación ajustada de los presupuestos de Darwin, sino que, sacando las conclusiones antropológicas y políticas oportunas, extenderá su razonamiento a la sociedad humana en su conjunto. De esta forma identificará las circunstancias y procesos históricos que demuestran que es a través del apoyo y la ayuda mutua —y no a través de la lucha despiadada de «todos contra todos»—, como las sociedades humanas han podido extenderse y afianzarse, identificando los periodos de mayor expansión de esta idea con aquellos en los que el ser humano ha logrado dar lo mejor de sí mismo como especie y como conjunto de individuos. Ya desde su primera edición en 1902, El apoyo mutuo se convirtió en un libro de culto que, si bien ha sido ampliamente frecuentado por diversas tradiciones anarquistas, todavía no ha agotado su poder de seducción y de inspiración para cualquier propuesta que se niegue a aceptar el desastre como escenario inevitable en el futuro.
La presente edición —traducida por Luis Orsetti y revisada por Julio Monteverde y Maila Lema—, que corrige y actualiza la traducción que ha circulado en lengua castellana ininterrumpidamente durante más de cien años, está basada en la edición rusa de 1921 para la cual Kropotkin introdujo numerosos retoques y ampliaciones definitivas sobre la edición original inglesa. Además, esta edición cuenta con un prólogo de Ashley Montagu y un epílogo de Carlos Varea, e incluye el obituario que Piotr Kropotkin le dedicó a Charles Darwin, hasta la fecha inédito en castellano.
Piotr Alekséyevich Kropotkin nació en 1842, en el seno de una familia moscovita de rancio abolengo que le hizo ingresar en una escuela militar en la que, además, recibió enseñanzas científicas. Al terminar sus estudios se trasladó a Siberia, donde permaneció entre 1862 y 1867 llevando a cabo estudios geográficos, los cuales le servirían posteriormente para colaborar con Élisée Reclus en la composición de su monumental Geografía Universal. De vuelta a Moscú renunció al ejército y se dedicó a sus investigaciones. Tras un viaje a Suiza, donde entró en contacto con el círculo de rusos amigos de Bakunin, volvió a Rusia. Allí, en 1874, fue detenido por subversivo y encerrado sin previo juicio en la fortaleza San Pedro y San Pablo de Petrogrado, de donde logró evadirse ayudado por compañeros del exterior. Tras salir de Rusia con un pasaporte falso se refugió en diferentes países europeos. A partir de entonces su vida estuvo ligada al anarquismo y llegó a convertirse en uno de sus principales y más lúcidos teóricos. Fundó algunos periódicos como Le Révolté, en Ginebra, La Révolte, en París, o posteriormente Freedom, en Londres, en los que publicó una ingente cantidad de artículos que posteriormente fueron editados en forma de folletos y libros. El apoyo mutuo o La conquista del pan son algunos de los títulos más conocidos. En 1877, al igual que el francés Élisée Reclus y los italianos Malatesta y Cafiero, teorizó sobre el comunismo anarquista, sentando definitivamente las bases del anarquismo de carácter colectivista. En 1883 fue encarcelado en Francia acusado de incitación al motín y permaneció en prisión hasta 1886. Tras su liberación se refugió en Londres donde vivió hasta poco después de la victoria de la revolución rusa, momento en el que decidió volver a su país natal. Murió en 1921 en Dmítrov.
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