También conocido por el título, Caronte cruzando la laguna Estigia, es sin duda la obra más conocida del pintor flamenco Joachim Patinir (1480-1524).
Joachim Patinir: El paso de la laguna Estigia, 1520. Óleo sobre tabla. Museo del Prado, Madrid, España |
El cuadro representa un tema clásico -citado, por ejemplo, en la Eneida de Virgilio (de camino a Italia, a Eneas se le aparece el alma de su padre Anquises y le pide que vaya a verlo al Averno: Eneas cede y, acompañado de la Sibila de Cumas, recorre los reinos de Plutón,)-, en el que Caronte transporta un alma humana que debe decidir su destino entre el cielo y el infierno..
La laguna Estigia divide el cuadro por el centro. En medio de las aguas distinguimos una barca en la que vemos la figura de Caronte, de mayor tamaño que la del alma que conduce hacia su destino: el Cielo en el lado izquierdo del cuadro, o el infierno en el lado derecho.
En el lado izquierdo de la pintura, el Cielo, encontramos la fuente del Paraíso de la que brota la fuente de la eterna juventud. En la parte derecha del cuadro apreciamos la visión que Patinir tenía del infierno, claramente influenciado por las obra de El Bosco, El Jardín de las Delicias y La mesa de los pecados capitales (hacia 1500).
Para representar el Hades se sirve de la descripción que hizo Pausanías, en la que sitúa una de las puertas del infierno en el extremo sur del Peloponeso. La figura de Cerbero, un perro de tres cabezas, custodia la entrada y persuade a las almas para que no se adentren en el.
En la representación del Cielo sitúa a un ángel en la orilla del río intentando que, a pesar del tortuoso y dificultoso sendero que se dirige hacia él, acuda a la llamada del bien.
El alma de la barca dirige su mirada hacia el cielo, dejando constancia así de su elección a favor del infierno.
A pesar del tema religioso del cuadro, destaca la representación del paisaje cuya técnica de representación naturalista de escenas de la naturaleza influyeron mucho en los paisajistas flamencos y holandeses de épocas posteriores, con la característica sucesión de colores desde el verde en el primer plano hasta el azul en el fondo conforme el paisaje se aleja del espectador.
Aunque es una tabla relativamente pequeña está llena de numerosos detalles, como cisnes, pavos reales o ciervos en la parte del cielo y de grotescas criaturas en la parte del infierno, evidenciando la influencia de El Bosco en la obra.
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