Muerte de un aviador
Traducción de Raquel García Rojas.
Siruela
Madrid
2016
246 págs.
Muerte de un aviador presenta un asesinato como un enigma que resolver. Sus circunstancias carecen de toda lógica, y para el lector, el caso se convierte en un juego en el que hay que despejar las sucesivas incógnitas. Los policías son dos, uno provinciano y otro de Scotland Yard. Los dos se tratan con mucho respeto y se valoran profesionalmente, a la vez que mantienen relaciones sumamente cordiales con otros policías extranjeros.
La acción transcurre en un club privado de aviación, en los años de entreguerras del siglo XX. Uno de los instructores, delante de muchos testigos, se estrella con su avión y pierde la vida. Un alumno, obispo en Australia, mientras vela el cadáver, descubre algo que le llama la atención. A partir de ahí se desencadena toda la investigación.
Nada es como parece, o mejor, casi nadie es lo que aparenta ser, y hay que recorrer un largo camino, embrollado muchas veces, para llegar a una resolución del caso muy ocurrente, pero lógica.
Christopher St. John Sprigg (1907-1937). No fue un autor muy prolífico en el género y solo escribió siete novelas policíacas, aunque su producción literaria es mucho más extensa, ya que fue poeta, intelectual y político, y escribió obras muy variadas en las que dejó la impronta de su conversión al marxismo (no así en las novelas policíacas).
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