Durante casi tres lustros Alexéi Navalni fue la voz más firme contra la dictadura de Vladímir Putin y la corrupción generalizada del sistema. Perdió la vida hace exactamente un año durante su cautiverio en un complejo penitenciario de máxima seguridad en el Ártico. Todavía no se ha aclarado la causa de su muerte. Ediciones Encuentro ha publicado No tengo miedo, no lo tengáis vosotros, muestra la figura de un hombre comprometido con Rusia y la libertad hasta el punto de sacrificarlo todo. El martes 25 de febrero tendrá lugar en la Fundación Ortega-Marañón Madrid la presentación del libro a cargo del director del Real Instituto Universitario de Estudios Europeos, José María Beneyto y la catedrática de Ciencia Política y exembajadora de Polonia, Anna Sroka.
"POR TU LIBERTAD TENDRÁS QUE PAGAR CON LA VIDA"
"Querido Alexéi, sé que por tu libertad tendrás que pagar con la salud, la inquietud por tu familia y, a fin de cuentas, con la vida". La advertencia que el activista por los derechos humanos Natan Sharanski hizo a Navalni en una carta fechada el 17 de abril de 2023 se cumplió apenas 10 meses después. Encarcelado desde 2021, pasó sus últimos dos meses de cautiverio en el complejo IK-3, conocido como 'Lobo Polar', en el Círculo Polar Ártico, la prisión más dura de Siberia. El 16 de febrero de 2024 las autoridades rusas informaron de su muerte. El comunicado oficial decía escuetamente: "Se sintió mal y desfalleció".
EL DISIDENTE MÁS CARISMÁTICO
El calvario de los arrestos, condenas y encarcelamientos comenzó en 2012. Navalni ya se había significado por su activismo político y por denunciar la corrupción generalizada del sistema. En 2013 se presentó a las elecciones a la alcaldía de Moscú y quedó segundo, por detrás del candidato oficialista. Su fama se extendió por todo el mundo debido a sus vídeos documentales sobre la corrupción del primer ministro Medvedev y, en especial, el que dedicó al palacio que Putin se construyó a orillas del Mar Negro. Este vídeo, que grabó con la ayuda de un dron, acumula 130 millones de visitas. Convocaba manifestaciones a las que acudían más de 100.000 personas regularmente.
TRES CONDENAS Y UN ENVENENAMIENTO
Navalni fue condenado tres veces: en 2021 a dos años y medio de prisión; en 2022 a nueve años y en 2023 a 19 años por "extremismo". El 20 de agosto sufre un envenenamiento con un agente tóxico llamado Novichok. Su vida se salva gracias a una intervención médica de urgencia y al tratamiento que recibe en Berlín. Entonces, toma la decisión más importante y heroica de su vida. En lugar de exiliarse decide volver a Rusia sabiendo que solo le esperan cárcel, torturas y probablemente la muerte. "Tengo mi país y mis convicciones y no puedo traicionar ni al primero ni a las segundas. Si tus convicciones valen algo debes estar dispuesto a defenderlas. Y, si es necesario, debes estar dispuesto a aceptar sacrificios", diría tres años después de su regreso.
"CREO EN DIOS, CREO QUE RUSIA SERÁ FELIZ Y LIBRE"
A medida que se endurecen los castigos, Navalni se siente más libre y con menos miedo. En 2023 se publica una entrevista en la que el opositor expone las certezas que le impulsan: "Creo en Dios y en la ciencia. Creo que vivimos en un universo no determinista y poseemos el libre albedrío. Creo que en este universo no estamos solos. Creo que nuestras acciones y nuestras decisiones serán juzgadas. Creo en el verdadero amor. Creo que Rusia será feliz y libre. No creo en la muerte".
LA ALEGRÍA Y EL AMOR
Navalni nunca perdió la sonrisa. Una de las notas características de todos su artículos, cartas e incluso declaraciones ante los tribunales es su sentido del humor. Otro de los rasgos que más le definían es el de ser un hombre profundamente enamorado de su esposa. Las últimas líneas que escribe solo dos día antes de su muerte son para felicitar a su mujer por San Valentín: "Mi pequeña: nos separan ciudades, las luces de despegue de los aeropuertos, tormentas azules y miles de kilómetros. Pero cada segundo te siento cercana y te quiero cada vez más".
LA SEMILLA QUE CAE EN TIERRA
Puede parecer que la muerte de Navalni fue un sacrificio inútil, pero la semilla que cayó en tierra empezó a dar fruto desde el día de su funeral al que acudieron más de 15.000 personas venciendo el miedo a ser fichados por el servicio de seguridad ruso. En los tres días posteriores más de 30.000 llevaron flores a su tumba, un gesto que se repitió en otras 230 ciudades y aldeas de toda Rusia. El movimiento de disenso iniciado por Alexéi Navalni no ha muerto con él. Su figura sigue inspirando la lucha por la libertad y la democracia en todo el mundo.
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