Abigaíl
Xordica
Zaragoza
2024
348 págs.
Gina Vitay, hija de un general del ejército húngaro, es una adolescente de espíritu indómito y con una inclinación caprichosa que delata una infancia algo consentida. Su padre decide enviarla interna al Matula, un colegio de una pequeña ciudad, alejada de su querida capital. La causa es la inminente invasión de Hungría por tropas alemanas en el año 1943.
La protagonista, acostumbrada a la libertad, se ve encerrada en una escuela puritana donde todo la asfixia. Su inadaptación inicial explota cuando se enfrenta a algunas alumnas de su clase. Desde aquel momento sufrirá el vacío cruel de sus compañeras, aunque pasará totalmente desapercibido para el profesorado. Tiene deseos de escapar, de cometer infracciones para que la expulsen… Pero todos sus planes se ven frustrados por la aparición de mensajes escritos por una misteriosa estatua que se encuentra en el jardín, Abigaíl, que, según le han contado, obra favores y milagros. Intuye que hay alguien “infiltrado” entre las paredes del Matula que tiene cierto interés en ayudar a quien lo necesite … pero, ¿quién?
Gina consigue hablar con su padre para que la saque de allí a toda costa. En ese momento, el general no tiene más remedio que contarle el auténtico motivo por el que la llevó al internado. Desde entonces, los ojos de Gina se abren al complejo mundo de los adultos. La niñez se termina con la toma de conciencia de los conflictos, la guerra, la verdadera lealtad, la valentía…
A través de esta novela, Magda Szabó (Hungría, 1917–2007), autora entre otras novelas de La balada de Iza, Calle Katalin y El corzo, muestra con sencillez y precisión el horror de la Segunda Guerra Mundial sin necesidad de describir lo sucedido en las trincheras.
La inocencia de una niña que transforma su visión de la vida es el hilo que conecta la complejidad de la libertad y el sacrificio por amor. Aunque se puede intuir el desenlace, el lector recorre con cierta avidez las páginas para observar ante todo dicha evolución: Szabó suele anticiparse a los hechos porque no le interesa mantener únicamente en vilo al lector, sino que éste permanezca atento a las reacciones de los personajes.
El estilo de la autora muestra la ingente cultura que recibió desde su niñez, y que traspasa en cierto modo a la protagonista de la novela, y asimismo se percibe en la sutileza de las descripciones, especialmente de los conflictos interiores.
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