martes, julio 23, 2024

Ensayos para el verano (VI)

Hitler y los alemanes

Eric Voegelin
Edición de José M.ª Carabante
Trotta 
2024
304 págs. 
Hannah Arendt escribió en Los orígenes del totalitarismo que Eric Voegelin es autor del mejor relato existente del pensamiento racial. Voegelin, a su vez, elogió en estas conferencias sobre Hitler y los alemanes el ensayo de Arendt Eichmann en Jerusalén. A ambos pensadores les une el afán de comprender las causas últimas del nacionalsocialismo y la idea de que el régimen nazi no habría triunfado ni se hubiera podido sostener sin la colaboración de muchos alemanes de a pie, o si estos hubieran resistido al nazismo. Cuando en 1964, de regreso en Alemania tras su exilio en Estados Unidos, Voegelin decide abordar públicamente estas cuestiones, la opinión dominante consideraba que las culpas habían sido expiadas con la derrota y la ocupación. Ante la tibieza de las autoridades hacia los partidarios confesos del nazismo, muchos preferían el olvido. Frente a esta situación de degradación moral, Voegelin no solo se opuso a la posibilidad de superar el pasado, sino que denunció la sutil y persistente complicidad de sus contemporáneos con el nacionalsocialismo. Aparte de sus agudos análisis sobre el «descenso al abismo» de las Iglesias o de la judicatura durante el nazismo, estas conferencias constituyen una especie de terapia. Voegelin aplica nociones centrales de su pensamiento sobre el gnosticismo occidental, el «analfabetismo espiritual» o el orden de una comunidad humana abierta a la trascendencia. Por su tono y su contenido, sus intervenciones recuerdan a las famosas conferencias sobre el político y el científico de Max Weber, a cuya grandeza rinden homenaje.
Aunque no estamos ante un libro fácil, el análisis que Eric Voegelin ofreció del nazismo no ha perdido desgraciadamente actualidad. El volumen recoge una serie de conferencias impartidas en Múnich a mediados del siglo pasado, cuando Hitler parecía una pesadilla ya superada. Voegelin, sin embargo, destaca que fue la sociedad alemana la que hizo posible que Hitler llegara al poder, y que el temple social no había cambiado tras su desaparición. Con claridad va indicando uno a uno todos los sectores –desde los jueces a los teólogos, pasando por los académicos o los historiadores– que han ejercido de cómplices, concluyendo que solo podía superarse el nazismo si se transformara la población cultural y espiritualmente.

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