Retrato de la reina María Amalia, por Giuseppe Bonito Museo del Prado, Madrid |
entretener sus ratos libres en fumar. Pagó cara su afición al tabaco, puesto que una enfermedad pulmonar la llevó a la tumba en 1760, cuando sólo contaba 36 años de edad. Su muerte constituyó un terrible disgusto para su esposo, con quien había tenido trece hijos.
El conde de Fernán Nuñez la definió como una princesa sumamente religiosa, aplicada a sus obligaciones domésticas, como una simple particular, cuidadosa en extremo con la educación de sus hijos, a quienes nada faltaba. Lástima que le gustara echar un pitillito de vez en cuando.
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