El vendedor de naranjas
Pepitas
Logroño
2021
168 págs.
Epílogo de Aguilar y Cabrerizo
El vendedor de naranjas, primera novela de Fernando Fernán Gómez, escrita cuando ya era un actor y director popular, es una comedia irónica y emotiva de mimbres autobiográficos, una narración plagada de momentos brillantes que nos muestra los avatares —chanchullos, sinsabores, estafas y golferías varias— de la producción cinematográfica española. Es, a mayores, una luminosa muestra del ambiente y de las condiciones de vida de quienes trabajaban en la —todavía en pañales en los años cincuenta— industria del celuloide de nuestro país, apoyada en la leyenda de que los productores de cine español de la época eran empresarios valencianos de la naranja.
La presente edición cuenta, además, con un magnífico epílogo de los simpares Aguilar y Cabrerizo: «El vendedor de naranjas y otros relatos de cine y picaresca (y perdón por la redundancia)».
La presente edición cuenta, además, con un magnífico epílogo de los simpares Aguilar y Cabrerizo: «El vendedor de naranjas y otros relatos de cine y picaresca (y perdón por la redundancia)».
Fue Enrique Jardiel Poncela quien primero se fijó en el peculiar modo de hacer en el escenario de Fernando Fernán Gómez y escribió para él el personaje del Pelirrojo, de Los ladrones somos gente honrada. A principios de los años cuarenta se pasa del teatro al cine, pero es un culo inquieto: tertulia con poetas, dirige teatro de cámara, crea el Premio de Novela Breve Café Gijón, asiste a las primeras Jornadas de Cine Italiano en Madrid en 1951 y descubre el neorrealismo. Con Analía Gadé, conformará una de las parejas más reconocibles de la comedia desarrollista española, al tiempo que como director va perfilando una mirada propia menos conformista con el díptico La vida por delante y La vida alrededor. Tras un par de afortunadas transposiciones a la pantalla de sendas comedias de Miguel Mihura, se embarca en la dirección de sus dos mejores películas como director —El extraño viaje y El mundo sigue—, que estrenadas muy tarde y peor que mal amenazan con condenarlo al ostracismo profesional, así que acepta los encargos que le ofrecen. Las cosas cambian a partir del éxito de El viaje a ninguna parte, su particular visión del mundo de los actores itinerantes. Las bicicletas son para el verano es su consagración teatral y supone el segundo inicio de una carrera literaria que lo conducirá hasta la mismísima Academia. Para abreviar, Fernando Fernán Gómez es uno de los hombres más completos de la cultura española del siglo XX.
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